Es curioso... el no era Murillo; ya que se llamaba Cándido Corchado
Flores; pero por algo fue uno de nuestro testigo de
boda, que bonito era aquello: después de la boda había que pasarse por la sacristía para firmar. ¡Cuantas veces lo llevámos nosotros en representación del tío Emilio!... y después el Lunes, nos tocaba inscribirlos e el Registro Civil. Así que para qué contar... diréis que de todo sacamos "puntilla". SALUDOS.