D. FRANCISCO
Sé que por este mundo voy de paso, pero de momento mi destino es seguir por aquí, y reconozco que no está nada mal compartirlo con vosotros, aunque sólo sea mínimamente o en ocasiones. Te agradezco tus desvelos, porque a modo de aliento me impulsan para seguir adelante, a pesar de que amaneció la mañana triste y gris.
D. Francisco, lo mío es falta de tiempo y no de ganas, así que duerme tranquilo, que no me pasa nada. Sigo mirándote, escuchándote y oyéndote, aunque de esto último
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