No estuvo mas en sí, ni más entero
que el buen pollino Amyclas, el barquero,
cuando en su humilde choza le despierta
César, con sus soldados a la puerta,
para que a la Calabria los guiase.
¿Se podría encontrar quien no temblase
entre los poderosos
de insultos militares horrorosos
de la guerra enemiga?
No hay sino la pobreza que consiga
esta gran exención: de aquí le viene.
Nada teme perder quien nada tiene.
que el buen pollino Amyclas, el barquero,
cuando en su humilde choza le despierta
César, con sus soldados a la puerta,
para que a la Calabria los guiase.
¿Se podría encontrar quien no temblase
entre los poderosos
de insultos militares horrorosos
de la guerra enemiga?
No hay sino la pobreza que consiga
esta gran exención: de aquí le viene.
Nada teme perder quien nada tiene.