BUENOS DÍAS A TODAS Y A TODOS
En honor de la verdad, Virgo dijo “personas interesantes de esta época” y no “personas importantes”, y es importante tener en cuenta ese matiz, aunque no le interese a más de uno. Que este pequeño rifirrafe, entre VIRGO y ARROYO, haya servido para sacar de la memoria el recuerdo de los seres queridos que un día emigraron a Holanda, o de aquellos tantos que tuvieron que escapar del Pueblo buscando la esperanza, pero que jamás huyeron. Es cierto que todos ellos son personas importantes, tanto como los que tuvieron una categoría social relevante.
En esta mañana melancólica, viendo retrospectivamente la foto de D. Antonio Ragel, con el moho en la pared y con carteles incipientes que anuncian aires de libertad, ¡cuántas cosas se podrían decir!. Pero al hilo de la emigración y metiéndome en el escenario de la fotografía, no puedo por más que transmitiros mi melancolía cuando irremediablemente me viene al recuerdo la canción de Joan Manuel Serrat “PUEBLO BLANCO”, de la que seguidamente transcribiré su bellísima letra, para que cada uno le ponga la música, la lágrima o el sentimiento que quiera.
"Colgado de un barranco
duerme mi pueblo blanco
bajo un cielo que, a fuerza
de no ver nunca el mar,
se olvidó de llorar.
Por sus callejas de polvo y piedra
por no pasar, ni pasó la guerra.
Sólo el olvido...
camina lento bordeando la cañada
donde no crece una flor
ni trashuma un pastor.
El sacristán ha visto
hacerse viejo al cura.
El cura ha visto al cabo
y el cabo al sacristán.
Y mi pueblo después
vio morir a los tres...
Y me pregunto por qué nacerá gente
si nacer o morir es indiferente.
De la siega a la siembra
se vive en la taberna.
Las comadres murmuran
su historia en el umbral
de sus casas de cal.
Y las muchachas hacen bolillos
buscando, ocultas tras los visillos,
a ese hombre joven
que, noche a noche, forjaron en su mente.
Fuerte pa' ser su señor.
Tierno para el amor...
Ellas sueñan con él,
y él con irse muy lejos
de su pueblo. Y los viejos
sueñan morirse en paz,
y morir por morir,
quieren morirse al sol.
La boca abierta al calor, como lagartos.
Medio ocultos tras un sombrero de esparto.
Escapad gente tierna,
que esta tierra está enferma,
y no esperes mañana
lo que no te dio ayer,
que no hay nada que hacer.
Toma tu mula, tu hembra y tu arreo.
Sigue el camino del pueblo hebreo
y busca otra luna.
Tal vez mañana sonría la fortuna.
Y si te toca llorar
es mejor frente al mar.
Si yo pudiera unirme
a un vuelo de palomas,
y atravesando lomas
dejar mi pueblo atrás,
juro por lo que fui
que me iría de aquí...
Pero los muertos están en cautiverio
y no nos dejan salir del cementerio."
Es tremenda la canción, es triste y desoladora, con versos duros de desesperanza; pero hemos de sentirnos aliviados sabiendo que nuestro Pueblo y nuestras gentes han cambiado. Sigamos apostando porque jamás se quede detenido en el tiempo y porque nadie se deje morir.
Esa foto, entre otras muchas cosas, refleja eso, el pasar del tiempo. Con sus luces y con sus sombras, D. Antonio Ragel nos dejó; como desgraciadamente también se fueron con él los poyos de la “Casa Grande”. También he de decir, que al igual que se arreglaron las fachadas y se quitó el moho de la pared, llego la libertad; pero uno no quiere creer, que sea un lavado de cara, como blanquear la pared. Deseo que nuestro Pueblo esté blanco, luminoso y resplandeciente en todos los sentidos; que sea fiel reflejo de sus gentes y que por los siglos de los siglos siempre sea así. AMÉN
QUE TENGÁIS UN FELIZ DÍA
En honor de la verdad, Virgo dijo “personas interesantes de esta época” y no “personas importantes”, y es importante tener en cuenta ese matiz, aunque no le interese a más de uno. Que este pequeño rifirrafe, entre VIRGO y ARROYO, haya servido para sacar de la memoria el recuerdo de los seres queridos que un día emigraron a Holanda, o de aquellos tantos que tuvieron que escapar del Pueblo buscando la esperanza, pero que jamás huyeron. Es cierto que todos ellos son personas importantes, tanto como los que tuvieron una categoría social relevante.
En esta mañana melancólica, viendo retrospectivamente la foto de D. Antonio Ragel, con el moho en la pared y con carteles incipientes que anuncian aires de libertad, ¡cuántas cosas se podrían decir!. Pero al hilo de la emigración y metiéndome en el escenario de la fotografía, no puedo por más que transmitiros mi melancolía cuando irremediablemente me viene al recuerdo la canción de Joan Manuel Serrat “PUEBLO BLANCO”, de la que seguidamente transcribiré su bellísima letra, para que cada uno le ponga la música, la lágrima o el sentimiento que quiera.
"Colgado de un barranco
duerme mi pueblo blanco
bajo un cielo que, a fuerza
de no ver nunca el mar,
se olvidó de llorar.
Por sus callejas de polvo y piedra
por no pasar, ni pasó la guerra.
Sólo el olvido...
camina lento bordeando la cañada
donde no crece una flor
ni trashuma un pastor.
El sacristán ha visto
hacerse viejo al cura.
El cura ha visto al cabo
y el cabo al sacristán.
Y mi pueblo después
vio morir a los tres...
Y me pregunto por qué nacerá gente
si nacer o morir es indiferente.
De la siega a la siembra
se vive en la taberna.
Las comadres murmuran
su historia en el umbral
de sus casas de cal.
Y las muchachas hacen bolillos
buscando, ocultas tras los visillos,
a ese hombre joven
que, noche a noche, forjaron en su mente.
Fuerte pa' ser su señor.
Tierno para el amor...
Ellas sueñan con él,
y él con irse muy lejos
de su pueblo. Y los viejos
sueñan morirse en paz,
y morir por morir,
quieren morirse al sol.
La boca abierta al calor, como lagartos.
Medio ocultos tras un sombrero de esparto.
Escapad gente tierna,
que esta tierra está enferma,
y no esperes mañana
lo que no te dio ayer,
que no hay nada que hacer.
Toma tu mula, tu hembra y tu arreo.
Sigue el camino del pueblo hebreo
y busca otra luna.
Tal vez mañana sonría la fortuna.
Y si te toca llorar
es mejor frente al mar.
Si yo pudiera unirme
a un vuelo de palomas,
y atravesando lomas
dejar mi pueblo atrás,
juro por lo que fui
que me iría de aquí...
Pero los muertos están en cautiverio
y no nos dejan salir del cementerio."
Es tremenda la canción, es triste y desoladora, con versos duros de desesperanza; pero hemos de sentirnos aliviados sabiendo que nuestro Pueblo y nuestras gentes han cambiado. Sigamos apostando porque jamás se quede detenido en el tiempo y porque nadie se deje morir.
Esa foto, entre otras muchas cosas, refleja eso, el pasar del tiempo. Con sus luces y con sus sombras, D. Antonio Ragel nos dejó; como desgraciadamente también se fueron con él los poyos de la “Casa Grande”. También he de decir, que al igual que se arreglaron las fachadas y se quitó el moho de la pared, llego la libertad; pero uno no quiere creer, que sea un lavado de cara, como blanquear la pared. Deseo que nuestro Pueblo esté blanco, luminoso y resplandeciente en todos los sentidos; que sea fiel reflejo de sus gentes y que por los siglos de los siglos siempre sea así. AMÉN
QUE TENGÁIS UN FELIZ DÍA