El animal que gozará de mayor estima para los sefardíes extremeños será el carnero castrado. Su carne debía ser consumida sin ningún tipo de grasa, especialmente la de la papada, denominada landrecilla, de la que derivaría el guiso conocido como landrilla. La aversión de los judíos hacia todo tipo de grasa y especialmente del tocino, significará que su consumo sea la prueba más evidente de conversión al cristianismo.
Cordero con turmas y ciruelas pasas
3 paletillas de cordero, 200 grs. de turmas (criadillas de tierra), 100 grs. de ciruelas pasas sin hueso, 1 dl. de aceite de oliva, 2 dientes de ajo, ½ cebolla, azafrán y pimienta negra molida
Deshuesar las paletillas y trocear su carne. Freír los trozos de carne de cordero en aceite y reservar. Freír en el mismo aceite los dos dientes de ajo picados a los que se les añadirá la media cebolla y el azafrán y una vez dorados se mojarán con agua. Agregar estos ajos con el agua a una cazuela con la carne del cordero reservada donde se cocerá el conjunto hasta que la carne esté hecha y jugosa. Para finalizar se añaden las criadillas de tierra troceadas y las ciruelas pasas sin hueso.
Cordero con turmas y ciruelas pasas
3 paletillas de cordero, 200 grs. de turmas (criadillas de tierra), 100 grs. de ciruelas pasas sin hueso, 1 dl. de aceite de oliva, 2 dientes de ajo, ½ cebolla, azafrán y pimienta negra molida
Deshuesar las paletillas y trocear su carne. Freír los trozos de carne de cordero en aceite y reservar. Freír en el mismo aceite los dos dientes de ajo picados a los que se les añadirá la media cebolla y el azafrán y una vez dorados se mojarán con agua. Agregar estos ajos con el agua a una cazuela con la carne del cordero reservada donde se cocerá el conjunto hasta que la carne esté hecha y jugosa. Para finalizar se añaden las criadillas de tierra troceadas y las ciruelas pasas sin hueso.