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MEMBRIO: Hablando de pavos, lei hace unos días un texto sobre...

Hablando de pavos, lei hace unos días un texto sobre "la edad del pavo", evidentemente de los adolescentes humanos. Que ahora os dejo para los que pudiera interesar.
Dice asi:
Ya he mencionado los cambios físicos que se producen alrededor de los 10 u 11 años, tanto en varones como en mujeres.

Ahora quisiera comentarles las repercusiones que los mismos tienen a nivel psicológico, influyendo en el comportamiento de los púberes.

No puedo dejar de mencionar que los efectos psicológicos por los cambios puberales dependen de cómo el adolescente y las personas significativas de su entorno interpreten los cambios propios de esta etapa.

En general, los notables cambios físicos repercuten a nivel psíquico generando confusión. La tranquilidad y reposo de la niñez desaparecen, y la reorganización emocional se produce dentro de un profundo caos.

Todos los cambios producidos pueden provocar inquietud, entusiasmo o angustia, y a veces una mezcla de sentimientos encontrados. Aparecen impulsos polarizados: los genitales son amados y odios al mismo tiempo. Amados por generar sensaciones placenteras y posibilitar la reproducción, pero a la vez odiados por los cambios desconocidos, las secreciones (menstruación y eyaculación) y reacciones inesperadas que pueden provocar. Sobre todo el hecho de la menstruación, ya que la manera de trasmitir este hecho por parte de las madres (por suerte esta tendencia ya está cambiando en ciudades menos conservadoras) es de una manera “estigmatizante”. Como si la menstruación fuera una enfermedad, se utilizan términos como “estar indispuesta” o “te enfermás”, connotando negativamente esta regla fisiológica funcional para las mujeres.

A nivel de la imagen corporal o esquema corporal, el cuerpo infantil desaparece y comienza a surgir el cuerpo adolescente. Los senos, el vello, las formas del cuerpo todo puede significar alegría… o tristeza, y confusión. Así surge la necesidad de introversión del adolescente púber, que le ayuda a elaborar su nueva imagen corporal, a veces pasando horas frente al espejo, lo que resulta “ridículo” para los hermanos menores o mayores, e incluso para los padres. Algunas investigaciones atribuyen a los cambios hormonales, modificaciones emocionales tales como la mayor sensibilidad y el mal humor.

Es importante que las personas significativas sepan acompañar al adolescente en este proceso, brindándole previa información sobre lo que es esperable que suceda, para poder tranquilizar y mitigar esta inestabilidad que se produce ante tanto cambio. De esa manera la adolescencia puede ser vivenciada como un aumento en sus posibilidades y no con una sensación de descontrol.

El contacto con la familia se vuelve dificultoso, porque en esta etapa se da el proceso de “desidealización de las figuras paternas”. Los chicos, que pensaban que sus padres eran perfectos, se dan cuenta que no lo son, que también se equivocan, por lo que van creando una imagen más realista de ellos. grupos 300x200 Adolescencia: “la edad del pavo”

Toma mayor importancia el grupo de pares, tienen otros “ídolos” como pueden ser algunos famosos. Los amigos íntimos, hacen “de puente” para el paso de la familia infantil, hacia una comunidad más ampliada. La amiga íntima funciona como un espejo que posibilita comprender a partir del otro los propios cambios y vivencias.

La barra de amigas es para actividades externas, fiestas, ayudando al intercambio y aprendizaje de roles, especialmente las conductas y actitudes sexuales en relación a los varones. Como la identidad está en un momento único, donde predomina la confusión y los temores, el poder y la influencia de “la barra” (los pares) es muy grande. Con los varones es diferente: hay una notoria actitud de rechazo y desprecio, los consideran “nenes, inmaduros, pavos, groseros”, llevándolas a un distanciamiento de los chicos.

Con lo varones aparecen las amistades particulares, el “compinche” de aventuras. Generalmente uno suele ser un poco mayor que el otro. Sin él no saldría, no se burlaría de las chicas, es el interlocutor de las propias experiencias y temores. La barra de varones es terrible: son groseros, seductores, verbalmente omnipotente, es el escenario donde se narran las aventuras machistas. Nadie cuenta fracasos, todos son héroes, pero a la vez se tratan de destruir por la competencia y pelea por el liderazgo.

En ambos sexos la gran meta durante la pubertad consiste en el logro de la identidad a través de la imagen corporal. Durante la adolescencia media será el desarrollo de la identidad psíquica, y finalmente en la juventud la meta es lograr la identidad social a partir del reconocimiento social.

El púber percibe, principalmente, su cuerpo como extraño, cambiado y con nuevos impulsos y sensaciones. El adolescente se siente él mismo diferente a lo que fue, se da cuenta que sus ideas han cambiado, sus metas, sus pensamientos… Es que una vez superada la lucha por construir el nuevo esquema corporal durante la pubertad, cerca de los 14 años, surge la lucha y necesidad de construir un nuevo mundo interno, con sus ideales, nuevos conceptos, nuevas maneras de relacionarse con los objetos y los demás.

En esta época es donde tiene juego la lucha por independizarse de los padres y adquirir una adaptación social, vocacional y sexual. El adolescente vive un momento clave en el proceso de construcción de la identidad, nuevas identificaciones le posibilitan desvincularse de los modelos familiares. Los otros del grupo le permiten tener un lugar asignado, ser reconocido y encontrar sentido a su mundo propio. El psiquismo del adolescente se apoya en el grupo. Se agrupará con otros adolescentes que tienen sus mismos problemas y constituirán “la barra”, que asume el rol que antes desempeñaban los padres. Esa “necesidad” de pertenecer hará del adolescente un ser consumista, de ropa, de tecnología, de moda, etc. Se irá identificando con los gustos del grupo, con sus actividades. De ahí la importancia que tiene para los padres conocer al grupo de amigos, para poder prevenir situaciones de riesgo.

Surgen los altibajos emocionales, las opiniones encontradas, los compromisos que no perduran. La personalidad todavía es muy cambiantes, inestable… le es difícil asumir compromisos.

Es decir que a nivel afectivo y emocional el adolescente es una personalidad en búsqueda, lo cual implica un abanico de posibilidades, pero también una profunda inseguridad e inestabilidad.

Dentro de toda esta vorágine de cambios, sentimientos, sensaciones y pensamientos, hay una persona en crecimiento, vulnerable, que necesita de sus figuras de apego aunque se pelee con ellas. Está en los adultos dar el espacio necesario para ese crecimiento, sin descuidarlos ni desprotegerlos. Y brindarles el ambiente menos inestable posible para que ellos puedan sentirse seguros.
Mención aparte necesita el tema de la sexualidad en la adolescencia.

Por Antonela López
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Jose Luis, este escrito me lo dejo, para otro rato, leche que largo es.

un saludo.