Es una alegría volver a ver rostros con los que has convivido gran parte de tu vida. Son tantos años que, hasta que no tienes delante la fotografía, la imagen, con el tiempo, se va difuminando. Máximo formaba parte también de mis recuerdos, como buen vecino que era, y, por eso, me alegro de haber recuperado la nitidez de su rostro.
Un saludo afectuoso a sus hijos, con los que comparto también esa buena amistad.
Un saludo afectuoso a sus hijos, con los que comparto también esa buena amistad.