Las primeras noticias del culto a la Virgen de Altagracia se remontan a la época visigoda, cuando se cree tuvo lugar la aparición de la imagen, persistiendo el culto durante la ocupación musulmana. Tras la recuperación de Garrovillas por parte de las tropas cristianas, la localidad sirvió de base para la Orden del Temple. En el siglo XV se reconstruyó el templo, convirtiéndose en el bello santuario que hoy podemos admirar.