-25% solo aquí

MEMBRIO: EL PASTOR EN LA CIUDAD...

Hoy la critica la pongo yo, seguro que a Pisaera le va a gustar, y espero que al resto del foro que somos todos, los criticos, los acidos, los graciosos, los letrados, los ilustrados, los trabajadores, los obreros,................. y sobre todo mi amigo el PASTOR.

EL PASTOR Y SU CRÍTICA

Hoy, sus quiero icir, lo que ayer
vuestras bocas se callaron,
a vusotros poetas y cantoris
d´éste pueblo en l´agonía
y q´un día l´orviaron.
Yo no sé si por vergüenza
por temor, orvío o mieo,
no dijisteis tantas cosas
der sufrir de nuestro pueblo.

A vusotros que cantabais
a las vígenes y a los santos,
que palrabais de las cosas tan güenas
y tan bonitas de nuestros campos.
¿Por qué no palrabais tamién
de la miseria y del doló
que paecía nuestra gente?.
¿Por qué no icíais que la tierra
la poseían na más que cuatro,
que tenían que dirse nuestros hijos
en busca e pan y trebajo?

Y a vusotros los menistros
y demás gente del gobierno,
tamien sus quiero icir
argo que callarme no pueo.
¿Y por qué no habéis j´echo vusotros
que toas las tierras sean iguales?
¿Por qué nos habéis dao a nusotros
lo que no quiere naide?.

Nusotros semos probes, mu probes
y mu güenos y mu j´onraos,
pero nuestra tierra es murica
y mira, mira lo que nos habéis dao.
Pantanos que h´an ajogao
a muchos de nuestros pueblos,
de cuyos nombres hoy ni acordarme quiero.
Y aluego vino el regadío
p´aque unos cuantos chuparan,
y p´aque otros, los de siempre,
d´etrás d´ellos mendigaran.
Y aluego plantasteis ocaliptos
p´aque la tierra s´abrasara,
p´aque tamien unos cuantos,
con sus intereses, se beneficiaran.

Y endispués, esos chismarracos,
que nucleares los llamaron,
que naide sabe p´aqué son
ni p´aqué coño las sembraron.

Y muchismas cosas que fartan
que ni nombrarlas quiero,
que cuanti más cavilo
más me emberrechino y me cabreo.

Porque yo no sé de leyes
ni tampoco sé de cencias,
yo sólo sé cuidiar
de mis cabras y de mis ovejas.

Pero yo la verdad la igo
de lo malo, cuanti que lo veo,
con voz clara y mu juerte
¡sin vergüenzas y sin MIEOS!.

EL PASTOR EN LA CIUDAD

P´os asina como te lo cuento
asina es compadre Nocencio,
en cuanti que vide la ciudad
me vorví p´al pueblo.
¡Que no, que no! que p´amí no e´aquello,
yo me ajogo y me mareo,
con tanto jumo y más jumo
y tanto ruio y tanto ajetreo.

N´amás qu´ice que llegá
a l´astación de los bichos negros
esos que sirban y s´pantan las ovejas
al pasar po cerca el pueblo,
y allí m´estaba esperando el´ijo
de mi hermano el más pequeño
ese d´el pendiente en la oreja
y que tié mu largo el pelo.
Salimos a la calle y la gente
junto a un chismarraco se arremolinaba
d´elque vide q´unas pocas de luces
s´encendían y s´apagaban.

Una lus era asina como colorá
como d´un brasero el borrajo
lo mesmo que se pone el cielo
al escurecer d´un verano,
y endispués s´apagaba y s´encendía
otra lus q´amarilleaba.
Y aluego otra lus, enseguía,
que como la yerba verdegueaba.
Y antonces se paraban los víhiculos
y toa la gente pasaba,
no sé que coño tendría yo
que toa la gente a mí me miraba,
unos se fijaban en mi boina
otros en mis carzones de pana,
y yo p´amí m´ecía ¿me conocerán?
pero ¡leche!, si yo no les debo ná

Dispués nus metimos en un abujero
con escaleras que solas andaban
y yo entornaba mis ojinos
porque sino ¡uy! como me mareaba.
Y ar llegar a unos carriles
vino sirbando otro bicho negro
que se paecía aquel otro
que nus espanta los borregos,
ondi s´apretujaba mucho la gente,
ondi las puertas solas s´abrían y cerraban,
y vorvia andá de nuevo er bicho
y otra vez amí m´apretujaban.
Pero enseguía nus bajamos
y por fin salimos a la calle,
yo ya p´amí penséar fin voy a jartarme d´aire.
Pero c´a, ni aún asina,
ni en la calle poía respirar
to era jumo y más jumo
que m´ajogaba mucho más.

La gente caminaba depriesa
sin vorver la vista p´atrás
unos iban como leyendo
otros iban con su pensar,
allí naide se conoce
allí naide se saluda
llevan tos tanta priesa
que ni la palabra se cruzan.

Y unos mozarbetes,
en un banco, alreor d´un monotofón
s´enreliaban un cigarro
y p´amí yo m´ ecía
si sería er cigarro pa tos
porque tos con ansia lo peían.

Y ar fin ya llegamos
aonde vive mi hermano,
yo ya cuasi medio ajogao,
y nos subimos en un chisme
q´ellos llaman acensor
q´asina es como una jaula
q´al arrancar pega un remeneón.
En cuanti que me vido la familia
me ijo que m´abía pasao,
q´iba mu emblanquecío,
sin colores y cuasi afisiao.
Y yo le ije ami hermano,
mia que p´amí no e´esto
que mañana cuanti que puea
yo me vuervo p´al pueblo.
Y e´sque allí no se pue vivir
tanto ruio t´enloquece
tanto jumo te marea
y hasta más depriesa s´envejece,
allí no saben loque´s vivir
en paz y en tranquiliá
sin ruio, sin ajetreo
y q´al menos puea respirá.

¡Que no, que te lo dije endenantes,
que no, que p´amí no e aquello
q´en cuanti que vide la ciudad
.... me vorví p´ami pueblo!