CURIOSIDADES DE GILA-. HUMOR TIERNO.
La otra clave, que los autores del libro delimitan a la perfección, era la ternura. Y para ilustrarla añaden una rara avis de la creación del humorista: sus poemas, inéditos hasta la fecha y confiados al lector por Malena Gila, su hija.
Gila, que conoció en la cárcel a Miguel Hernández, escribía poesía. Lo hacía para sí mismo (Malena admite el pudor que sintió la primera vez que los leyó, ya fallecido su padre) y durante toda su vida tuvo la ambición de aprender más y más. Cuando tuvo su primer diccionario, lo primero que hizo fue leérselo entero, de la A a la Z.
Cuenta Malena que cuando ella estrenaba libros de texto en el colegio, su padre insistía en forrarlos y ponía en este gesto un entusiasmo frenético e infantil. Él, que tuvo que dejar los estudios a los 13 años, tras la muerte de su padre, llegó hasta el punto de apuntarse a clases de informática con casi 80 años.
La otra clave, que los autores del libro delimitan a la perfección, era la ternura. Y para ilustrarla añaden una rara avis de la creación del humorista: sus poemas, inéditos hasta la fecha y confiados al lector por Malena Gila, su hija.
Gila, que conoció en la cárcel a Miguel Hernández, escribía poesía. Lo hacía para sí mismo (Malena admite el pudor que sintió la primera vez que los leyó, ya fallecido su padre) y durante toda su vida tuvo la ambición de aprender más y más. Cuando tuvo su primer diccionario, lo primero que hizo fue leérselo entero, de la A a la Z.
Cuenta Malena que cuando ella estrenaba libros de texto en el colegio, su padre insistía en forrarlos y ponía en este gesto un entusiasmo frenético e infantil. Él, que tuvo que dejar los estudios a los 13 años, tras la muerte de su padre, llegó hasta el punto de apuntarse a clases de informática con casi 80 años.