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MEMBRIO: Llevas un tiempo, amigo Tomás, dejándome solo ante...

Vecino FCC, han pasado treinta y algún año de la foto pero no te voy a dar ninguna pista de quien soy, seguro que ya me has reconocido con la cara pan que tenía.

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EN DEFENSA DEL “ATRAVESAO”
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En defensa del amigo PC diré, que una cosa es lo que se ve en la foto, otra distinta es lo que pasó, y otra muy distinta es lo que me imagino yo.
Él acababa de remontar la barrera de la plaza en bicicleta, con su habitual vestimenta de los años 70; de pronto se encuentra de sopetón con la procesión que venía “flechaíta” hacia él, sin ningún estandarte delante que la anunciase, y a una velocidad de vértigo; pues se trataba de la procesión de San Cristóbal, patrona de los conductores, y había que hacer honor al oficio; tanto que las diligentes portadoras del Santo se lo tomaron tan en serio, que iban más deprisa que los coches que acompañaban a la procesión, puesto que los que se ven están aparcados. Seguro que, después del paso de los años, aún están dando la vuelta en la esquina de abajo en la calle la Nueva.
En la reproducción de estos hechos, es más que prueba suficiente el ver la cara de velocidad que traían nuestras voluntariosas y sufridoras portadoras, aunque a eso, Marga V, le llame cara de pan (je, je).

El ciclista, por otra parte, intenta corregir su dirección en el último momento; pero todos sabemos que las chancletas, en caso de apuro, no te sacan del apuro, sino que lo acrecientan. Te suelen jugar una mala pasada y como consecuencia te producen movimientos torpes e incontrolados, y con frecuencia descojonados, que uno trata de equilibrar y amortiguar con escarranchamiento de patas, al estilo ancas de ranas; pero que dan como resultado una falta de reacción y una pérdida de tiempo importante, difícil de recuperar. Hay que tener en cuenta que los pies se sueltan de los pedales y también de las chancletas, produciendo en el ciclista una reacción torpe y desequilibrada ante la presencia del Santo que se le echa encima.

Pobre PC, capaz de haber tenido una desgracia. Como él mismo dirá cuando se vea, si es que quedó vivo para contarlo: ¡a punto de atropellarme la procesión!.

SALUDOS A TODAS Y A TODOS, que tengáis un feliz día.

PD
Ya me gustaría, al igual que el amigo CHENGUE, disponer de esas bodeguitas que “ ¡tanto le gustan, al niño, meternos por las narices todas las mañanitas de domingo!”

Por aquí puede que también las haya, amigo CHENGUE, aunque reconozco que el aroma que da la tierra no es el mismo cuando se trata de catar un buen vino. Que disfrutes del día con tu familia y con tu gente. UN ABRAZO de tu amigo Tomás que siente haberte fallado este año, pero es que no me avisaste, so joío.

Llevas un tiempo, amigo Tomás, dejándome solo ante ante la adversidad en este mundo tan difícil de la música callejera; en este sentido, espero que no ande rondando por tu cabeza la siniestra idea de quitarme el pellejo para quedarte con los derechos de autor. Ahora medito, profundamente, la posibilidad de traspasar a Holguera los trastos y todo ese conocimiento, cosechado en mi larga y profusa vida musical. Ya no puedo con mi alma; encima, me zalandean como al burro del "Peropalo" y me exigen, fogosamente, que rompa amarras y me deslice como un baritono en pro del espectáculo. El día que regreses, no conocerás a D. Carnal: todo estará lleno de “pulgas, coles con buche, garbanzos, ágapes de todas las variedades” y ritmos africanos, rocieros, heavy y rokeros. Tanto tiempo, tanto tiempo, que, hasta los más incrédulos, nunca pensamos que la semilla de aquellos músicos nos trajeran a estos jóvenes talentos que llenan las tabernas de bailes y colorido musical. Yo te dejaré, querido amigo, el testigo de dos laboriosos años luchando contra la adversidad; pero recuerda esto: “The Times They Are A-Changin”.-”Los Tiempos están cambiando”.

Un abrazo, so joío.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Mi última reflexión por esta noche se la mando a mi amigo CHENGUE

Amigo CHENGUE, ¡no te rindas jamás, nunca tires la toalla! Haz lo que yo, que jamás colgaré las botas, ni los guantes, ni la sotana, ni la coleta. Claro está, que nunca fui futbolero profesional, ni boxeador, ni cura, ni torero.

Los tiempos no cambian, y nosotros tampoco; yo siempre pienso que los que cambian son los otros. El próximo día que nos juntemos, nos juntaremos como amigos, beberemos vino y, si es preciso, tocaremos ... (ver texto completo)