BUENOS DÍAS A TODAS Y A TODOS.
Hoy os despierto con la matraca
No he notado el cambio horario, quizás sea debido a que aún no he cambiado los relojes; fui incapaz de aguantar levantado hasta las dos de la madrugada
JOSÉ LUÍS,
Veo que te gustó lo de “incipiente amigo”, no está mal para empezar, aunque ya va siendo hora de cuajar nuestra amistad; así que esta Semana Santa te pienso subir al altar.
Si no eres hombre de iglesia, no te has de preocupar, que en el Pueblo existen otros templos, con la categoría de basílica y también de catedral, donde un buen vino o una buena cerveza, ha de sellar nuestra amistad; pues siempre se ha dicho que la taberna es nuestro mejor altar.
José Luís, buena idea me has dado para promocionar la matraca de nuestro Pueblo. Al igual que con el jamón se regala un jamonero; la matraca se ha de regalar como una tabla de cortar en cualquier surtido de productos de la tierra que contengan un buen salchichón o chorizo, un buen lomo o un buen queso.
Mientras falten las campanas, las matracas serán los instrumentos de percusión que de forma estruendosa nos levanten cada mañana o hagan callar a la multitud, para dar paso al solemne y respetuoso sobrecogimiento espiritual que caracteriza a la Semana Santa; pero una vez que se alcance el momento sublime en el que la abstinencia carnal llega a su fin; gastronómicamente hablando se entiende; pondremos la matraca sobre la mesa, y acompañados de un buen vino y un buen cuchillo portugués o de una buena chaira de D. Benito, rebanaremos sobre ella todo aquello que sea comible y no huela a potaje y espinacas. En ese momento entra en juego la delegación de Membrío de los “los amigos del ibérico”, que es una de las asociaciones más grandes de España, que no precisa de afiliación, pero sí de tener un buen gusto por el cerdo.
¡He dicho!, y si es necesario lo vuelvo a repetir.
Que tengáis todas y todos un feliz domingo
SALUDOS
Hoy os despierto con la matraca
No he notado el cambio horario, quizás sea debido a que aún no he cambiado los relojes; fui incapaz de aguantar levantado hasta las dos de la madrugada
JOSÉ LUÍS,
Veo que te gustó lo de “incipiente amigo”, no está mal para empezar, aunque ya va siendo hora de cuajar nuestra amistad; así que esta Semana Santa te pienso subir al altar.
Si no eres hombre de iglesia, no te has de preocupar, que en el Pueblo existen otros templos, con la categoría de basílica y también de catedral, donde un buen vino o una buena cerveza, ha de sellar nuestra amistad; pues siempre se ha dicho que la taberna es nuestro mejor altar.
José Luís, buena idea me has dado para promocionar la matraca de nuestro Pueblo. Al igual que con el jamón se regala un jamonero; la matraca se ha de regalar como una tabla de cortar en cualquier surtido de productos de la tierra que contengan un buen salchichón o chorizo, un buen lomo o un buen queso.
Mientras falten las campanas, las matracas serán los instrumentos de percusión que de forma estruendosa nos levanten cada mañana o hagan callar a la multitud, para dar paso al solemne y respetuoso sobrecogimiento espiritual que caracteriza a la Semana Santa; pero una vez que se alcance el momento sublime en el que la abstinencia carnal llega a su fin; gastronómicamente hablando se entiende; pondremos la matraca sobre la mesa, y acompañados de un buen vino y un buen cuchillo portugués o de una buena chaira de D. Benito, rebanaremos sobre ella todo aquello que sea comible y no huela a potaje y espinacas. En ese momento entra en juego la delegación de Membrío de los “los amigos del ibérico”, que es una de las asociaciones más grandes de España, que no precisa de afiliación, pero sí de tener un buen gusto por el cerdo.
¡He dicho!, y si es necesario lo vuelvo a repetir.
Que tengáis todas y todos un feliz domingo
SALUDOS