Cuando al terminar el curso vino a entregar su examen final, me preguntó en un tono algo cínico, " ¿Cree usted que alguna vez encontraré a Dios?"Inmediatamente decidí usar un poquito de la técnica de la terapia de shock." ¡No!", le dije muy enfáticamente." ¿Por qué no?", me respondió, "yo creía que ése era el producto que usted estaba vendiendo."Dejé que estuviese a unos cinco pasos de la puerta del salón y alcé mi voz para decirle: " ¡Tommy! Creo que tú nunca encontrarás a Dios... pero estoy absolutamente seguro de que Él te encontrará a ti."