Chacho, PISAERA, no se te escapa una.
Me dieron la consigna de que no tenía que distraerme; no podía saludar, ni reírme, ni hacer monigotas a la gente, y como niño bueno debía obedecer; por eso me concentré de la mejor forma posible en aquello que tenía a mi alcance, mirando fijamente en la mancha sin pelos que se le extendía a Pablo por la cabeza y que le llegaba casi hasta el cogote; todo ello con independencia de que el acto era de máxima trascendencia y la solemnidad del momento así lo requería.
….
Hasta aquí te he dicho la versión oficial del gobierno, que, como siempre ocurre, es muy distinta a la de los sindicatos….
Pisaera, no sé de qué te estaba hablando, ¡esta chinostra joía…!
……
¡Ah, sí, ya lo recuerdo! En confianza te digo, que en ese sublime momento me picaba el ombligo, aunque en la foto no se me note. No me puse tirantes, y para que los pantalones no se me cayesen, me “arreaté muh apretao” un cinturón ancho de doble hebilla, que hizo que la masa corporal de mi redondeada barriga se me fuese, en parte, al bajo vientre, y el resto se me colocase entre el pecho y la espalda, aflorándome en mi rostro ese aspecto “avinagrao y estreñío” que plasmó nuestra intrépida reportera BAE. Lo que se dice “un hombre asfixiao” por las circunstancias, pero siempre guardando las apariencias: con la cabeza bien alta, sacando pecho y escondiendo la barriga.
Ahora sí recuerdo por qué antes se me fue el santo al cielo; una cosa es que el gobierno diga que debemos apretarnos el cinturón sacando pecho, y otra muy distinta es que nos pongamos moraos, no de comer, sino del estrangulamiento.
Yo también te mando Saludines y besos para tu madre.
NO CAMBIES NUNCA
Me dieron la consigna de que no tenía que distraerme; no podía saludar, ni reírme, ni hacer monigotas a la gente, y como niño bueno debía obedecer; por eso me concentré de la mejor forma posible en aquello que tenía a mi alcance, mirando fijamente en la mancha sin pelos que se le extendía a Pablo por la cabeza y que le llegaba casi hasta el cogote; todo ello con independencia de que el acto era de máxima trascendencia y la solemnidad del momento así lo requería.
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Hasta aquí te he dicho la versión oficial del gobierno, que, como siempre ocurre, es muy distinta a la de los sindicatos….
Pisaera, no sé de qué te estaba hablando, ¡esta chinostra joía…!
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¡Ah, sí, ya lo recuerdo! En confianza te digo, que en ese sublime momento me picaba el ombligo, aunque en la foto no se me note. No me puse tirantes, y para que los pantalones no se me cayesen, me “arreaté muh apretao” un cinturón ancho de doble hebilla, que hizo que la masa corporal de mi redondeada barriga se me fuese, en parte, al bajo vientre, y el resto se me colocase entre el pecho y la espalda, aflorándome en mi rostro ese aspecto “avinagrao y estreñío” que plasmó nuestra intrépida reportera BAE. Lo que se dice “un hombre asfixiao” por las circunstancias, pero siempre guardando las apariencias: con la cabeza bien alta, sacando pecho y escondiendo la barriga.
Ahora sí recuerdo por qué antes se me fue el santo al cielo; una cosa es que el gobierno diga que debemos apretarnos el cinturón sacando pecho, y otra muy distinta es que nos pongamos moraos, no de comer, sino del estrangulamiento.
Yo también te mando Saludines y besos para tu madre.
NO CAMBIES NUNCA
Baleares, hay que ver el buen humor que tienes, se nota que eres hijo de tu madre. Pero ahora te escribo para que limpies el correo, ya que todos los mensajes que últimamente te mando me los devuelven. Acabo de mandar uno e inmediatamente me lo ha devuelto. ¿Es que no te gustan mis correos y por eso me los devuelves? Aclara pronto esta situación. A pesar de todo ya sabes que cuentas con mi admiración. Abrazos.