INFANCIA LEJANA
Horas invertidas en el tiempo de juegos y risas,
caídas, raspones, regaños y caricias.
Corro con la mente a esos instantes de mi infancia lejana
bajo un inmenso cielo de nubes grises y blancas.
Abrazo esos recuerdos cuando las mañanas
eran esperadas con ansias,
luego cierro los ojos y me veo pequeña
desplegando mis alas hacia el vuelo
de aquellos arpegios y notas desafinadas.
La noche inoportuna a su cita puntual acudía,
bañando con su negro manto la luz en agonía;
en el columpio de las nostalgias, una lágrima
brotaba al detenerse la aventura de mi vida,
y en el techo de los sueños suspendidos,
era la compañera del viento,
quien me adormecía llevando mi cansado cuerpo
a las habitaciones del remanso de mi alma blanca.
Infancia lejana,
breve tiempo que eternizo
mirando ese añorado ayer de mi vida
por la ventana
que guarda esas huellas tempranas.
Horas invertidas en el tiempo de juegos y risas,
caídas, raspones, regaños y caricias.
Corro con la mente a esos instantes de mi infancia lejana
bajo un inmenso cielo de nubes grises y blancas.
Abrazo esos recuerdos cuando las mañanas
eran esperadas con ansias,
luego cierro los ojos y me veo pequeña
desplegando mis alas hacia el vuelo
de aquellos arpegios y notas desafinadas.
La noche inoportuna a su cita puntual acudía,
bañando con su negro manto la luz en agonía;
en el columpio de las nostalgias, una lágrima
brotaba al detenerse la aventura de mi vida,
y en el techo de los sueños suspendidos,
era la compañera del viento,
quien me adormecía llevando mi cansado cuerpo
a las habitaciones del remanso de mi alma blanca.
Infancia lejana,
breve tiempo que eternizo
mirando ese añorado ayer de mi vida
por la ventana
que guarda esas huellas tempranas.