Díganle a él de mi parte,
que se acerque por aquí.
Con suerte consigue uno
para untar sus desayunos.
Y allí se fueron de gris
caballos y caballeros,
sin la ardilla Clavelina
que ahora baila en la cocina.
Cecilia Maurig
que se acerque por aquí.
Con suerte consigue uno
para untar sus desayunos.
Y allí se fueron de gris
caballos y caballeros,
sin la ardilla Clavelina
que ahora baila en la cocina.
Cecilia Maurig