¡Silencio!
Desde tu infinito de las sombras, amigo Francisco, recojo emocionado tu despedida y el sincero, Arriba España, y me permito guardarlo junto a los ecos sordos del silencio. Tan denostada, ninguneada y preterida, tú lo dijiste sin estigmas. ¡Callen las trompetas en este sublime acto!
Te vas, como viniste, dejando el poso amable de los buenos hombres; sensible, educado, correcto; poseído por el numen hermoso de las musas. No tengo la menor duda que hubiésemos mantenido tan largas charlas como enormes silencios; nos hemos conocido sin vernos. En el universo sempiterno de las estrellas, en la mar océana o en angosto lecho, donde descanses, amigo, aunque no naciste eres, más que muchos, de mi pueblo. Ah, por cierto, te engañé; esta vez no estuve en las Bahamas. Mentira piadosa, lo siento. PC
Desde tu infinito de las sombras, amigo Francisco, recojo emocionado tu despedida y el sincero, Arriba España, y me permito guardarlo junto a los ecos sordos del silencio. Tan denostada, ninguneada y preterida, tú lo dijiste sin estigmas. ¡Callen las trompetas en este sublime acto!
Te vas, como viniste, dejando el poso amable de los buenos hombres; sensible, educado, correcto; poseído por el numen hermoso de las musas. No tengo la menor duda que hubiésemos mantenido tan largas charlas como enormes silencios; nos hemos conocido sin vernos. En el universo sempiterno de las estrellas, en la mar océana o en angosto lecho, donde descanses, amigo, aunque no naciste eres, más que muchos, de mi pueblo. Ah, por cierto, te engañé; esta vez no estuve en las Bahamas. Mentira piadosa, lo siento. PC