Mensaje para Realito y todos los culés: futbol es futbol. Una hucha al lado del Televisor: personal culé, GRATIS; resto de personal: 3 euritos. A los atléticos y fauna adyacente, menú gratis. Aun me acuerdo, Realito, del olivar de misericordia. Se trataba- no comprendes- de que a mi los libros me daban yuyo. Mi padre se dijo: a este hay que escarmentarlo. ¡O libros o campo, cacho mangante! Y yo, que había escuchado las historias de Manolo Catano recogiendo “acitunas”- con toda la parafernalia poética del caso- me adentré en el mundo onírico. ¡Qué bonito es todo cuando no tienes necesidad de nada! Y allí, con el bueno de Santiago Pancona, un gitano que le decíamos Ancelso y creo que, después, Carlos beato (a este último lo tengo difuminado) nos adentramos en el maravilloso mundo del trabajo por cuenta ajena. Pero, hete aquí, amigo Realito, que el gitano Ancelso (no es racismo, la naturaleza me libre) no era muy propenso a la solidaridad (las “acitunas” se cogían por grupos) con lo cual se rompía la armonía que debía de imperar en el equipo. Lo interesante del caso no era los kilos de “acitunas” que cogíamos para repartirnos la pecunia solidaria, sino las trifulcas que armábamos el tal Ancelso y yo. Si Santiago o Carlos estuviesen por estos lares, seguramente lo explicarían mejor. La cosa tuvo su aquel. ¡Jamás he vuelto a coger “acitunas”! solo, obviamente, las del plato que, como es público y notorio, me encantan. Saludos a todos los que entran y están por entrar y…espero que LINCE nos explique lo de la foto aérea. Sería interesante. PC
PC, PC, que estuviste cogiendo acitunas en Misericordia ¡Claro!. En cuanto al tema de tu compañero de correrías el gitano de Valencia, Celso, me contaron hace mucho, mucho tiempo, alguno de tus compañeros mayores, ahora le contemplan una "hartá de años", que te metías en tratos con Celso acerca de cambiar sacos ya llenos con acitunas apañadas, por olivos cargados de acitunas, (no pongo comillas ya). Ciertamente a tí te daba dos sacos llenos y a él le dabas la posibilidad de apañar seis, ciertamente era un esfuerzo de generosidad. Este señor que me lo contaba decía ¡Tiene más arte que los gitanos!. ¿Cómo era aquello?. ¡No me acuerdo!. Espuma y reflejos de plata al mismo tiempo.