Hola, corazona, buenos días. Gracias por recuperar el escrito; necesitamos reirnos. Aprovecho para dirigirme a él...
Yo haré, si a bien lo tuviese BALEARES, de pedestal para esa estatua que se prevé instalar en el pueblo (El lugar exacto será cuestión de la corporación) Eso sí, tendrá que adelgazar un poquito porque uno no está para muchos trotes. BALEARES, como CASI, transciende de lo personal para convertirse paulatinamente en personaje. Personaje, al que adornan muchos valores, entre los que cabe destacar la BONDAD; valor, por otra parte, en peligro de extinción. Yo lo había visto muchas veces, pero no lo conocía (Era de otra promoción) Ahora, me precio de conocerlo un poco. Tiene un defecto insuperable- desde mi humilde óptica- No tiene NPI de coger aceitunas. Haciendo mío, con su permiso, el título…
¡QUE PERMANEZCA EN PIÉ!
Escatológico y cruel
Baleares nos contaba
que en el huerto “Los señores”
fue su mejor cagada.
Entre tamujos y flores
hacer arte tal menester
por más que le demos vueltas
sólo se le ocurre a él,
que escalando medio ido
por semejante pared
no es extraño que se fuera
si nos dice que se fue.
Ortigas, malvas y tomates;
lanchas, moscas, moscatel.
Verde que te quiero verde;
un verdadero placer
¡Ay! Querido Baleares,
quién nos vio y quién nos ve,
antes, pedruscos y malvas;
ahora, perfumado papel.
¡Tie Cojones!: PeCe
Yo haré, si a bien lo tuviese BALEARES, de pedestal para esa estatua que se prevé instalar en el pueblo (El lugar exacto será cuestión de la corporación) Eso sí, tendrá que adelgazar un poquito porque uno no está para muchos trotes. BALEARES, como CASI, transciende de lo personal para convertirse paulatinamente en personaje. Personaje, al que adornan muchos valores, entre los que cabe destacar la BONDAD; valor, por otra parte, en peligro de extinción. Yo lo había visto muchas veces, pero no lo conocía (Era de otra promoción) Ahora, me precio de conocerlo un poco. Tiene un defecto insuperable- desde mi humilde óptica- No tiene NPI de coger aceitunas. Haciendo mío, con su permiso, el título…
¡QUE PERMANEZCA EN PIÉ!
Escatológico y cruel
Baleares nos contaba
que en el huerto “Los señores”
fue su mejor cagada.
Entre tamujos y flores
hacer arte tal menester
por más que le demos vueltas
sólo se le ocurre a él,
que escalando medio ido
por semejante pared
no es extraño que se fuera
si nos dice que se fue.
Ortigas, malvas y tomates;
lanchas, moscas, moscatel.
Verde que te quiero verde;
un verdadero placer
¡Ay! Querido Baleares,
quién nos vio y quién nos ve,
antes, pedruscos y malvas;
ahora, perfumado papel.
¡Tie Cojones!: PeCe
¡Tie Cojones!: PeCe
Nos veíamos y no nos conocíamos; como bien dices, éramos de diferentes promociones.
Es cierto que cuando se es joven, las distintas promociones se distancian aún más. Una insignificante diferencia de edad en nuestra niñez, se acusa considerablemente en las relaciones personales. El cambio que existe entre pertenecer al grupo de los pequeños o al de los grandes, es muy brusco; y la propia naturaleza ya se encarga de manifestárnoslos de mil maneras. La estatura o el desarrollo corporal, son algunos de los signos más evidentes que separan a ambos grupos, pero existen otros muchos que marcan la distancia, hasta en mayor medida, influenciando en las relaciones e incluso en la personalidad de los individuos. Recordemos que tú eras “de los de abajo” y yo era “de los de arriba, asimilados respectivamente, salvo algunas excepciones, “a los del Barcelona” y “a los del Madrid”, y que en gran medida nos hacían irreconciliables. Tampoco quisiera pasar por alto aquellos otros motivados por aspectos sensuales, propios del desarrollo de la pubertad, y que marcan una diferencia considerable. No era lo mismo el “pavoneo” de un niño feo y acomplejado, como yo; que el “pavoneo” de un guapo adolescente como tú, y cuya guapura ya te venía desde niño, indudablemente eso marca una diferencia.
Llegado a este punto, y a sabiendas que el paso del tiempo todo lo arregla y que al cumplir los 100 todos nos igualamos, pues ya no necesitamos ni el pelo; he de decirte que con el paso de los años mejoré considerablemente hasta el punto de ser igualmente un chico guapo como tú. Ahora estoy en el grupo de la “gente guapa” y por eso nos empezamos a conocer mejor, porque tú también estás en él.
Es un placer haberte conocido de más p´acá y de contar con tu sincera amistad, aunque lamento no ser coetáneo contigo, ya que pienso que no hay mejor amistad que aquella que nace jugando a los bolindres con los niños de tu misma edad. En esta ocasión nuestras queridas y respectivas madres quisieron que fuésemos el Chengue y yo los que tuviésemos el privilegio de tener la niñez simultánea, y eso es algo que siempre les tendré que agradecer, puesto que de esa decisión viene nuestra gran amistad. Entenderás que mi deseo de ser coetáneo contigo no puede ir en detrimento de esta otra “coetaneidad" con el Chengue; ¡la pena es que no seáis gemelos!.
No podemos volver el tiempo atrás, pero como alternativa para afianzar nuestra amistad te propongo que el próximo día que nos veamos echemos una partida de bolindres en la plaza, aunque para el “guá” tengamos que arrancar uno de los adoquines y solicitar la licencia municipal oportuna.
Con cariño, el Baleares
Nos veíamos y no nos conocíamos; como bien dices, éramos de diferentes promociones.
Es cierto que cuando se es joven, las distintas promociones se distancian aún más. Una insignificante diferencia de edad en nuestra niñez, se acusa considerablemente en las relaciones personales. El cambio que existe entre pertenecer al grupo de los pequeños o al de los grandes, es muy brusco; y la propia naturaleza ya se encarga de manifestárnoslos de mil maneras. La estatura o el desarrollo corporal, son algunos de los signos más evidentes que separan a ambos grupos, pero existen otros muchos que marcan la distancia, hasta en mayor medida, influenciando en las relaciones e incluso en la personalidad de los individuos. Recordemos que tú eras “de los de abajo” y yo era “de los de arriba, asimilados respectivamente, salvo algunas excepciones, “a los del Barcelona” y “a los del Madrid”, y que en gran medida nos hacían irreconciliables. Tampoco quisiera pasar por alto aquellos otros motivados por aspectos sensuales, propios del desarrollo de la pubertad, y que marcan una diferencia considerable. No era lo mismo el “pavoneo” de un niño feo y acomplejado, como yo; que el “pavoneo” de un guapo adolescente como tú, y cuya guapura ya te venía desde niño, indudablemente eso marca una diferencia.
Llegado a este punto, y a sabiendas que el paso del tiempo todo lo arregla y que al cumplir los 100 todos nos igualamos, pues ya no necesitamos ni el pelo; he de decirte que con el paso de los años mejoré considerablemente hasta el punto de ser igualmente un chico guapo como tú. Ahora estoy en el grupo de la “gente guapa” y por eso nos empezamos a conocer mejor, porque tú también estás en él.
Es un placer haberte conocido de más p´acá y de contar con tu sincera amistad, aunque lamento no ser coetáneo contigo, ya que pienso que no hay mejor amistad que aquella que nace jugando a los bolindres con los niños de tu misma edad. En esta ocasión nuestras queridas y respectivas madres quisieron que fuésemos el Chengue y yo los que tuviésemos el privilegio de tener la niñez simultánea, y eso es algo que siempre les tendré que agradecer, puesto que de esa decisión viene nuestra gran amistad. Entenderás que mi deseo de ser coetáneo contigo no puede ir en detrimento de esta otra “coetaneidad" con el Chengue; ¡la pena es que no seáis gemelos!.
No podemos volver el tiempo atrás, pero como alternativa para afianzar nuestra amistad te propongo que el próximo día que nos veamos echemos una partida de bolindres en la plaza, aunque para el “guá” tengamos que arrancar uno de los adoquines y solicitar la licencia municipal oportuna.
Con cariño, el Baleares