Me gusta la fotografía de nuestra Plaza; en algunos momentos - ¡cuáles fueron!- rememoraba aquella de la Bastilla.... La paradoja de los tiempos: antes, se llenaba de gentío, y una columna de hierro con una gran peana de cemento soportaba una lámpara de plato esmaltado con una bombilla de 60W; ahora, no hay nadie, solo farolas inquisitoriales y luces que esconden las sombras y penumbras de los anocheceres; ¡eso sí!, nunca hubo “Picota”, ni humillación en ella, solo chascarrillos y disputas palabreras. Una plaza amplia, a los cuatro vientos, con muchas esquinas, pero sin soportales, porque de Membrío es el dicho: “en mangas de camisa y arrecíos de frío”.
Un saludo
Un saludo