A MI ABUELA ADELAIDA
Se me van acumulando Los recuerdos, luchan las vivencias por salir del olvido, y los momentos vividos tan intensamente, me reclaman a gritos, que no les silencie. En este estado de cosas, de resurgir de ideas, de recuerdos, de experiencias habidas y vividas son dignas de ser contadas, como eran de sabrosos aquellos guisos. Porque no volverlos a la memoria, cierro los ojos y huelo a laurel, tomillo, a carne frita con tomate, a humedad de campo, a ganao, a rocio, a lumbre y hasta en la lejanía oigo el correr del agua de la ribera se me va tanto la mente que me relamo, despierto y hasta por un momento mi estomago se siente lleno ‘’valla que casi busco un palillo’’
Me decía que nadie la enseño a cocinar. Pero tenía aquel don natural de convertir en trocitos de cielo los manjares más sencillos, ingredientes sencillos y como siempre el más común ‘’cariño’’. Los lavaba los cocía y les añadía, hierbas de campo recién cojidas, especias que desprendían su aroma por toda la cocina, los mezclaba suavemente por la panza del recipiente, le contaba secretos antiguos, quizás heredados y ellos le daban su premio siempre con lo mejor que podían dar de sí. Unas migas, un bacalao rebozao y frito, un trozo de pan tostao, unas olivas machacas, o una sencilla tortilla de patatas, salían de sus manos, ‘’bocados de dioses’’. cuentan que los sabores tienen memoria. Lo creo. los recuerdo vivamente, aquellos gustos que ella solo sabia darle, y que no se parecen a los insípidos sabores que nos ponen hoy en día, pero que intentaremos recordarlos para plasmarlos y de esta manera su memoria se hará impere cera.
Emplearemos sencillez y productos naturales de esta manera conseguiremos estar junto a ellos ‘’nuestros mayores’’.
Siempre te recordare’’yaya’’
Se me van acumulando Los recuerdos, luchan las vivencias por salir del olvido, y los momentos vividos tan intensamente, me reclaman a gritos, que no les silencie. En este estado de cosas, de resurgir de ideas, de recuerdos, de experiencias habidas y vividas son dignas de ser contadas, como eran de sabrosos aquellos guisos. Porque no volverlos a la memoria, cierro los ojos y huelo a laurel, tomillo, a carne frita con tomate, a humedad de campo, a ganao, a rocio, a lumbre y hasta en la lejanía oigo el correr del agua de la ribera se me va tanto la mente que me relamo, despierto y hasta por un momento mi estomago se siente lleno ‘’valla que casi busco un palillo’’
Me decía que nadie la enseño a cocinar. Pero tenía aquel don natural de convertir en trocitos de cielo los manjares más sencillos, ingredientes sencillos y como siempre el más común ‘’cariño’’. Los lavaba los cocía y les añadía, hierbas de campo recién cojidas, especias que desprendían su aroma por toda la cocina, los mezclaba suavemente por la panza del recipiente, le contaba secretos antiguos, quizás heredados y ellos le daban su premio siempre con lo mejor que podían dar de sí. Unas migas, un bacalao rebozao y frito, un trozo de pan tostao, unas olivas machacas, o una sencilla tortilla de patatas, salían de sus manos, ‘’bocados de dioses’’. cuentan que los sabores tienen memoria. Lo creo. los recuerdo vivamente, aquellos gustos que ella solo sabia darle, y que no se parecen a los insípidos sabores que nos ponen hoy en día, pero que intentaremos recordarlos para plasmarlos y de esta manera su memoria se hará impere cera.
Emplearemos sencillez y productos naturales de esta manera conseguiremos estar junto a ellos ‘’nuestros mayores’’.
Siempre te recordare’’yaya’’