¡Me habré bañado veces en ese charco! Cuando el agua era agua y el vino, vino. He dormido por el día y las noches en su orilla… y he compartido el duro manjar de una gallina vieja con mi buen LB. Todo ello, a pesar de la llamada del ocio en días de fiesta. He tocado la guitarra para mi mismo y he cantado al impresionante silencio que se mamaba en la orilla. A veces, no había esperanza que se posara sobre el onírico sueño una bella Dulcinea. Pero ¡que más dio! Que no hubiese lobos que aullasen cuando el amor con la luna. ¡Ah, amigo, si me lees! ¿Recuerdas? Pienso en su blusita fina, tan estrecha, tanto, que me imaginaba todo; y aquel aire de chiquilla, que no le dije jamás, pero me volvía loco…Y el deseo y el miedo de estar desnudos. Tú si que sabes, anónimo compañero. Saludos. PC