Aunque os deseo buenos días, la naturaleza nos supera. Sopla el viento con “Animus injuriandi” y a través del cristal de la ventana de mi solitario sitio (Algunos lo llaman lugar, despacho, etc.) observo unos pájaros posados en las ramas de un árbol. El recuerdo puede a la poesía y me ha venido a la memoria la edad de la alegría, en la que se incluye - porqué no- la escopeta de aire comprimido que a mi hermano afanaba temporalmente. Ha sido un lapso castellano. Pero, es que los pajaritos fritos me gustan mucho. Saludos. PC