TEMA DEL DIA. El Ojo Izquierdo. A ver si no nos pasa como ayer tarde... aunque hay que ir a pagar la reserva del viaje a "Tierra Santa" y laa prisas "no son buenas para comer". Es más que evidente que la iglesia se está adaptando a los nuevos tiempos, aunque no sean nada nuevo los nombramientos de DIÁCONOS; ya que los mismos Apóstoles, viéndose desbordados en la comunidad primitiva cristiana de Jerusalén, nombraron siete diáconos para las tareas caritativas que iban aumentando. Recordamos cuando se estudiaba Religión en los Colegios, que nos impactó un dibujo donde se veía al diácono San Esteban, protegiéndose la cabeza, porque le lluvia piedras; es tan así que murió lapidado- estaba debajo de todo en la página izquierda- y sería uno de los primeros diáconos. Es verdad, que durante mucho tiempo que la figura del diácono ha estado relegada a ser una orden menor en el camino de ser sacerdote…pues ahora hasta un hombre casado puede ser diácono. No es una crítica ni mucho menos; sino que nos hemos dado cuenta- ojala haya sido a tiempo- y hacer verdad aquello de que “el ojo le diga a la mano: mano… te necesito”, por ejemplo; porque sin ella y sin otros órganos no se formaría un cuerpo. Quién iba a decir –es otro ejemplo simplemente- que los padres Rafael Zawada y Pablo (Pawel) Stepkowski, polacos y juntos a otros de la Orden Pablo Primer Eremita, se hiciesen cargo del histórico Monasterio de Yuste. Como histórico ya resulta, aquel nombramiento (no podemos precisar día y menos año) del ÚNICO NOMBRAMIENTO QUE TENEMOS REGISTRADO DE MEMBRÏO, que fue LUCIANO BONILLA. Hijo del sacristán del mismo nombre, eso sí que sabemos… que el sacristán Bonilla, murió en 1866. Después vendría Isidoro Domínguez, que vivía en la calle del Pozo, también vivió en la calle Pavón… y hasta hoy, en la persona de MANUEL BODES JIMÉNEZ… por los dos “costao” como diría el castizo, el autóctono diría “TASIO”.. Pues desde aquí, le damos públicamente por adelantado nuestra más sincera enhorabuena. SALUDOS.
GAMITO, o mejor dicho "Manolo", nos sumamos a la enhorabuena de tu nombramiento, como diría un autoctono que soy yo, no esperábamos menos de ti, o no podía ser otra persona, dejamos los cohetes para cuando estemos por ahí. SALUDOS.