LA ROSA Y EL SAPO
A la vera de un sendero había una bella rosa,
era lindo su color, suave perfume exhalaba,
y todo el mundo decía: Qué fragante, qué hermosa,
ella arrogante presumía de ser la más admirada.
Pero al pié del rosal había un sapo feo, oscuro,
muy indignada la rosa dijo al sapo que se fuera,
está bien, si así lo quieres, yo me voy ya, te lo juro,
espero que seas feliz y tu hermosura no muera.
Al cabo de algunos días el sapo allí regresó,
al verla tan agobiada, fea triste y marchita,
el sapo le preguntó: ¿Qué fue lo que te pasó,
a ti que eras tan lozana, tan atractiva y bonita?
Hay qué dolor el que siento, es que desde que te fuiste,
de hormigas y de gusanos, mis pétalos soy comida,
mi belleza la perdí, y por eso estoy muy triste,
soy víctima de mi orgullo y estoy muy arrepentida.
Claro, cuando yo estaba aquí, me comía las hormigas,
por eso eras tan lozana y la más bella del jardín,
pero tú me humillaste y me fui a buscar amigas.
tú estás tan fea y marchita, que ya se llegó tu fin.
Moraleja: Muchas veces despreciamos a los demás,
por creer que somos más que ellos,
más bellos o simplemente que no nos "sirven" para nada,
Dios no hace a nadie para que este sobrando en este mundo.
Todos tenemos algo especial que hacer,
algo que aprender de los demás o algo que enseñar,
nadie debe despreciar a nadie,
no vaya a ser que esa persona nos haga un bien,
del cual ni siquiera estemos conscientes.
A la vera de un sendero había una bella rosa,
era lindo su color, suave perfume exhalaba,
y todo el mundo decía: Qué fragante, qué hermosa,
ella arrogante presumía de ser la más admirada.
Pero al pié del rosal había un sapo feo, oscuro,
muy indignada la rosa dijo al sapo que se fuera,
está bien, si así lo quieres, yo me voy ya, te lo juro,
espero que seas feliz y tu hermosura no muera.
Al cabo de algunos días el sapo allí regresó,
al verla tan agobiada, fea triste y marchita,
el sapo le preguntó: ¿Qué fue lo que te pasó,
a ti que eras tan lozana, tan atractiva y bonita?
Hay qué dolor el que siento, es que desde que te fuiste,
de hormigas y de gusanos, mis pétalos soy comida,
mi belleza la perdí, y por eso estoy muy triste,
soy víctima de mi orgullo y estoy muy arrepentida.
Claro, cuando yo estaba aquí, me comía las hormigas,
por eso eras tan lozana y la más bella del jardín,
pero tú me humillaste y me fui a buscar amigas.
tú estás tan fea y marchita, que ya se llegó tu fin.
Moraleja: Muchas veces despreciamos a los demás,
por creer que somos más que ellos,
más bellos o simplemente que no nos "sirven" para nada,
Dios no hace a nadie para que este sobrando en este mundo.
Todos tenemos algo especial que hacer,
algo que aprender de los demás o algo que enseñar,
nadie debe despreciar a nadie,
no vaya a ser que esa persona nos haga un bien,
del cual ni siquiera estemos conscientes.