Este olivo tiene un tronco que es ideal para meter miedo, ahí se enconde uno y cuando pase alguien sale y da un grito con las manos levantadas y no velve a pasar por ese lugar en la vida.
Primo mira que tienes ganas de meter miedo a la gente, supongo que cuando andabas por los Hornos, si en alguna ocasión anduviste de noche ¿ne veias que las sombras andaban?
Yo recuerdo venir de Brozas de fiesta y ya era muy tarde, estaba a dos horas de camino del Cortijo donde estaban mis padres de Caseros, hay que ver chacho y mira que conocía bien el camino, pero iba caminando por el camino cagaito de mieo, es que yo juraría que hasta los cancho con lo agarrao que están a la tierra, yo en aquel entonces juraría que los dichosos canchos andaban y tomaban formas de fantasma, y cuando llegaba a la altura de tal punto el cancho estaba quieto y me tranquilizaba, pero al poco era otro el que se movía.
Que fatiga hasta llegar a las cercanías del Cortijo que so me salían al encuentro unos animales de cuatro patas, que éstos me daban tranquilidad y respirar tranquilo, eras los perros del Cortijo que ya de lejos me conocian y salían a mi encuentro.
Saludos
Yo recuerdo venir de Brozas de fiesta y ya era muy tarde, estaba a dos horas de camino del Cortijo donde estaban mis padres de Caseros, hay que ver chacho y mira que conocía bien el camino, pero iba caminando por el camino cagaito de mieo, es que yo juraría que hasta los cancho con lo agarrao que están a la tierra, yo en aquel entonces juraría que los dichosos canchos andaban y tomaban formas de fantasma, y cuando llegaba a la altura de tal punto el cancho estaba quieto y me tranquilizaba, pero al poco era otro el que se movía.
Que fatiga hasta llegar a las cercanías del Cortijo que so me salían al encuentro unos animales de cuatro patas, que éstos me daban tranquilidad y respirar tranquilo, eras los perros del Cortijo que ya de lejos me conocian y salían a mi encuentro.
Saludos
Yo creo que todos hemos pasado miedo alguna vez en el campo, una vez estaba en el baldío con mi padre y me metí entre las encinas de la Natera que sería dándome un paseo y era en el tiempo de apañar las bellotas, quizás alguno que andaría apañando algunas para llevárselas a casa para el cochino y al verme se subió a la encina y al acercarme movió unas ramas y no veas como corrí hasta llegar a donde estaba mi padre.