Buenos dias paisanos, por fin suben las temperaturas, le cuesta despuntar a la primavera simbolo de vida en todo ser viviente, es una explosion de luz, rompe el letargo de muchos animales, y es cuando me viene recuerdod de estas tardes primaverales corriendo, por las calles empedradas, vienen a mi memoria esas casas viejas:
Los muros anchos de piedra, las paredes pintadas de cal
y las vigas de madera que han soportado la techumbre
como la arboladura de un barco
aguanta la fuerza del viento sobre las velas.
El artesonado de la cocina con la matanza,
las sartenes y calderos colgados,
los cubiertos de peltre, los cuencos de madera
y las cazuelas con los que preparaba la comida.
Las sillas de enea en las que se sentaron
vestidos de luto por los seres queridos.
El brasero bajo saya,
la leña apilada junto al picon
y la lumbre encendida para calentar
pucheros y estancias.
La fotografia de la boda de los padres,
expuesta en la alcoba de cama alta
con colchon de lana,
junto a los retratos de cuando los hijos
marcharon al ejercito
y cada una de las hijas se hizo mujer.
Los arcones cerrados, cofre del tesoro
donde se guardaban ropas y ajuares
que ya no servian.
La escalera de acceso al "doblao"
en el que se recogia la cosecha,
y ahora como desvan de objetos inutiles.
Al cerrar la puerta de la calle,
cepillada tantas veces
a causa de la humedad,
me acorde de las mujeres que ciudaron
aquella casa,
miembros de una generacion, que escribio la posguerra
de la mejor manera posible: su trabajo en el campo.
Que tengais un feliz dia y disfrutad de la primavera.
Los muros anchos de piedra, las paredes pintadas de cal
y las vigas de madera que han soportado la techumbre
como la arboladura de un barco
aguanta la fuerza del viento sobre las velas.
El artesonado de la cocina con la matanza,
las sartenes y calderos colgados,
los cubiertos de peltre, los cuencos de madera
y las cazuelas con los que preparaba la comida.
Las sillas de enea en las que se sentaron
vestidos de luto por los seres queridos.
El brasero bajo saya,
la leña apilada junto al picon
y la lumbre encendida para calentar
pucheros y estancias.
La fotografia de la boda de los padres,
expuesta en la alcoba de cama alta
con colchon de lana,
junto a los retratos de cuando los hijos
marcharon al ejercito
y cada una de las hijas se hizo mujer.
Los arcones cerrados, cofre del tesoro
donde se guardaban ropas y ajuares
que ya no servian.
La escalera de acceso al "doblao"
en el que se recogia la cosecha,
y ahora como desvan de objetos inutiles.
Al cerrar la puerta de la calle,
cepillada tantas veces
a causa de la humedad,
me acorde de las mujeres que ciudaron
aquella casa,
miembros de una generacion, que escribio la posguerra
de la mejor manera posible: su trabajo en el campo.
Que tengais un feliz dia y disfrutad de la primavera.
Vaya día más flojo será porque aquí no hay playa.