La Parra que solita está y da pena verla así, ya no es lo que fue en tiempos pasados, mujeres sentadas en las sillas poniendo remiendos en la ropa, gallinas y gatos en la calle, muchachas jugando a la comba, muchachos jugando a los bolindres, el cura que va y viene a la Iglesia, y los labradores y obreros preparando las hoces para la siega.