Buenas tardes. Hoy entro, cosa curiosa, porque estoy un poco cabreado (No con el foro, por supuesto) Decía G. Celaya: " Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales, que lavándose las manos se desentienden y evaden..."
Pués, por eso.
CONDENADO
Se sabía a muerte condenado;
conocía, sin conocer, a sus verdugos
de políticas facies enmascarados.
Angustia, impotencia, dolor, frío.
¿Miedo? No; rabia contenida, desafío.
¿Dónde, cómo y cuándo?
Llamó a las puertas del Estado,
de su Ley el amparo suplicando.
El votó a los parlamentos, partidos,
Poderes, derecho; lo social y lo democrático.
Como respuesta, el silencio -ese silencio
de los muertos de Bécquer en el cuarto -
Silencio tétrico, lacerado.
Alzó la mirada al cielo, a la madre suplicando:
¿Por qué, a qué hora, dónde, cómo y cuándo?
¿Será en lunes o martes; primavera, invierno o verano?
¿Será un triste día del otoño; será al alba o al ocaso?
Preguntas sin respuesta... ¿Dónde, cómo y cuándo?
¿Y los peldaños del cadalso, cómo serán?
¿Y el cadalso, como será el cadalso?
¿Será de metal, cristal, piedra, cemento, barro?
¿O quizás de chatarra, plomo u hormigón armado?
¡Quién sabe dónde, cómo y cuándo!
Y apareció la “K” – ese monstruo que algunos han creado-
y los códigos morales y legítimos callaron
al socaire de esa esquizofrénica alegoría
de los presuntos derechos humanos.
Corrillos, voces, prensa escrita, televisión, radio:
“Era buena gente, nunca hizo a nadie daño;
ejemplar fue como hijo, padre de familia y hermano”.
Y fue en una calle cualquiera - ¡Qué importa dónde, cómo ni cuándo!-
donde los muros de la Patria de Quevedo
otra vez se desmoronaron.
Mañana, gran manifestación a las ocho y cuarto.
Gritos de silencio desgarrados;
como ayer, como hoy, programados.
Mezquindad, odio, vileza, muerte, asco
-Sentimientos encontrados-
Lloran los hijos, se preguntan: ¿Hasta cuándo?
La respuesta, en la costumbre que
definiera Ulpiano: <<El consentimiento
tácito del pueblo, por su largo uso inveterado>>
PC
(Cuando no hago referencia a autor alguno, se entiende que es de mi propiedad)
Pués, por eso.
CONDENADO
Se sabía a muerte condenado;
conocía, sin conocer, a sus verdugos
de políticas facies enmascarados.
Angustia, impotencia, dolor, frío.
¿Miedo? No; rabia contenida, desafío.
¿Dónde, cómo y cuándo?
Llamó a las puertas del Estado,
de su Ley el amparo suplicando.
El votó a los parlamentos, partidos,
Poderes, derecho; lo social y lo democrático.
Como respuesta, el silencio -ese silencio
de los muertos de Bécquer en el cuarto -
Silencio tétrico, lacerado.
Alzó la mirada al cielo, a la madre suplicando:
¿Por qué, a qué hora, dónde, cómo y cuándo?
¿Será en lunes o martes; primavera, invierno o verano?
¿Será un triste día del otoño; será al alba o al ocaso?
Preguntas sin respuesta... ¿Dónde, cómo y cuándo?
¿Y los peldaños del cadalso, cómo serán?
¿Y el cadalso, como será el cadalso?
¿Será de metal, cristal, piedra, cemento, barro?
¿O quizás de chatarra, plomo u hormigón armado?
¡Quién sabe dónde, cómo y cuándo!
Y apareció la “K” – ese monstruo que algunos han creado-
y los códigos morales y legítimos callaron
al socaire de esa esquizofrénica alegoría
de los presuntos derechos humanos.
Corrillos, voces, prensa escrita, televisión, radio:
“Era buena gente, nunca hizo a nadie daño;
ejemplar fue como hijo, padre de familia y hermano”.
Y fue en una calle cualquiera - ¡Qué importa dónde, cómo ni cuándo!-
donde los muros de la Patria de Quevedo
otra vez se desmoronaron.
Mañana, gran manifestación a las ocho y cuarto.
Gritos de silencio desgarrados;
como ayer, como hoy, programados.
Mezquindad, odio, vileza, muerte, asco
-Sentimientos encontrados-
Lloran los hijos, se preguntan: ¿Hasta cuándo?
La respuesta, en la costumbre que
definiera Ulpiano: <<El consentimiento
tácito del pueblo, por su largo uso inveterado>>
PC
(Cuando no hago referencia a autor alguno, se entiende que es de mi propiedad)