Me da mucha pena, decirte adiós tan pronto, querida Vicenta. Siempre tan buena y cariñosa con los tuyos. Tienes ese poso tan bello en el trato, en los gestos, propiedad solo de muy pocas personas, que te hace insustituible. Donde has llegado, te reciben con amor aquellos de quien aprendiste a amar a los demás. Un beso.