El modelo de estas hornillas es diferente a las que hacían los labradores en los Hornos, ellos las hacían redondas y se cavaba un poco en la tierra y alrededor se hacía una pared con tierra de la que se sacaba del hoyo y se echaba más del alrededor, en la pared de la hornilla se dejaba un poco sin pared para acercarse y poner la leña y cuidar el puchero, en su entorno se quitaba el rastrojo y el pasto para evitar la posibilidad de incendios, al coger el puchero con los garbanzos con un manojo de retamas se limpiaba la parte inferior y alrededor de lo olla para quitar las brasas y así evitar que alguna pudiera caer en el rastrojo, una vez hecha esta operación se salía de la hornilla y zona de seguridad y se llevaba a donde estaba el jato, esto funcionaba satisfactoriamente al cien por cien, todo estaba muy seco y hacía mucha calor y jamás hubo ni un conato de incendio. En los Rehoyos el jato estaba a la sombra de una encina pero en los Hornos a la sombra de una hacina o de un chaparro que en realidad ni era sombra ni na de na más bien para colgar los bártulos. Razón tendremos cuando a esta tierra la llamamos: Tierra Santa. Vaya por Dios pero si hoy no pensábamos hablar de esta tierra y no ha salido del alma porque simplemente hemos visto una hornilla y nos ha hecho recordar.