Esta piedra la conozco desde que era muchacho y cada vez que he ido iba obsesionado con lo que dicen, que debajo hay un tesoro y que han atado la piedra con cadenas bien gordas y de ellas tirando tractores y no “hay tu tía”, ni moverla un milímetro, pero yo, yo cada vez que iba llevaba herramientas y trataba hacer un agujero para ver si había algo debajo de la piedra y demostrar que era más listos que los tractoristas pero nada, ni agujero, ni monedas de oro, collares, estatuillas esparcidas a los alrededores…………….. lo único que me llevaba dolor de espaldas y de mucho pensar en el asunto dolor de cabeza, ¡Jesús la maldita piedra!.