MEMBRIO: 2-OCURRIO UN DÍA COMO HOY....

2-OCURRIO UN DÍA COMO HOY.

EXTREMADURA ANTE LA GUERRA CON PORTUGAL (1640-1668).

EL MIEDO AL “AMIGO”: LOS EXTREMEÑOS Y LOS SOLDADOS DE LA MONARQUÍA.
Hemos hablado de las consecuencias sobre la población extremeña de la guerra, pero desde el punto de vista del enfrentamiento con los portugueses. A esas consecuencias tan dañinas hemos de sumar, además, las derivadas de la presencia en suelo extremeño de un importante contingente de tropas desde los primeros momentos del conflicto, que va a generar una cadena de desastres para las poblaciones locales equiparable e incluso superior a los causados por el enemigo.
Ello se debía sobre todo a que los ejércitos no se acuartelaban, sino que las poblaciones eran obligadas a darles alojamiento y manutención, con los enormes gastos que ello conllevaba para las haciendas locales, además de los abusos que los soldados, que no olvidemos eran mercenarios a sueldo y en su mayor parte extranjeros que no tenían nada que ver con el país al que supuestamente defendían, infligían en los pueblos y sus vecinos.
En este contexto, la información que nos proporcionan las fuentes es muy abundante además de prolija en detalles que nos desvelan los enormes problemas que para las poblaciones extremeñas supuso el constante paso de tropas por su territorio. Desde el principio del conflicto son, de esta manera, constantes las quejas de los concejos locales por los gastos que los cuarteles de tropa suponen para sus haciendas, además del daño que infligían las tropas a los bienes de los vecinos. Estos problemas se intensificaron muy notablemente a partir de 1652, cuando el final de la guerra en Cataluña posibilitó a la monarquía centrar sus esfuerzos en la recuperación de Portugal, por lo que se produjo un importante aumento de los efectos militares concentrados en la frontera. Naturalmente, fueron los pueblos de esa zona quienes tuvieron que enfrentarse a un incremento de los gastos ocasionados por los cuarteles y al pillaje de las tropas reales, que en esos años finales del conflicto alcanza su máximo desarrollo.
Con respecto al primer punto, ya hemos señalado el grave quebranto que los alojamientos suponían la economía de los municipios, ya que no sólo tenían que proporcionar la manutención obligatoria a los soldados, sino también a sus caballerías. Un caso paradigmático de estos gastos lo encontramos en Casar de Cáceres, cuyo concejo elevó a mediados de 1666 un extenso memorial detallando punto por punto todos los gastos afrontados por la localidad sólo en los cinco años anteriores para pedir la exención de impuestos. La relación de tránsitos y alojamientos de tropas es larguísima, con un total de doce tercios y dieciséis compañías de infantería y once compañías más de infantería, en cuyo socorro, manutención y tránsito el concejo del lugar estimaba haber gastado más de 800.000 reales.
El número de soldados integrados en el Real Ejército de Extremadura nunca fue inferior a los 6.000 y llegó a superar los 20.000 en los primeros años de la década de 1660.
Los soldados rasos y también algunos mandos, como los cabos, obligaban a los vecinos que les alojaban a pagarles una cantidad superior a la establecida por las ordenanzas militares o por los capitanes de cada compañía o, peor todavía, les robaban el grano y el
ganado que tan fundamentales eran para su propia supervivencia, asesinando incluso a los vecinos que intentaban oponérseles.
Por último, otro de los grandes problemas para la sociedad extremeña fue el de las continuas levas que tuvieron que hacer los pueblos para mantener el número de soldados exigidos por la autoridad militar……………………………