Qué pasa con este que se ha quedado ahí para siempre como una estatua, es que pasan los días y no se le ve el pelo.
Si es que está bucando algo en las profundidades de la mochila, bolso, morrala o talega... y por lo visto aún no ha encontrado nada, ¡Jesús, Jesús...! (Risas). SALUDOS.