ÉXITO.
"El apoyo de la sociedad nos ha dado más ganas de seguir luchando", avisan desde la organización. No en vano, los convocantes tuvieron que leer varias veces el manifiesto en contra de los sondeos en la Plaza de España porque la serpiente humana que protagonizaba la manifestación no terminaba de llegar. Jóvenes, mayores, adultos, niños y hasta varias mascotas se dieron cita en la protesta porque "todo lo que afecte al medio ambiente, afecta a la sociedad", según resumió Eva Bugelli, una ciudadana italiana que pasa unos meses en Tenerife y que se sumó a la marcha.
La cabecera llegaba a la meta sobre las siete y media de la tarde, mientras seguía saliendo gente de la confluencia de la Avenida Francisco La Roche con la Rambla. Pero delante un grupo de unos mil manifestantes aprovechó la presencia de dos plataformas petrolíferas atracadas en el Puerto de Santa Cruz para mostrar su rechazo a las prospecciones. Hasta allí se dirigieron en medio de silbidos y de gritos de "fuera, fuera" e incluso un reducido grupo saltó hasta las instalaciones portuarias para colocar un pancarta contra el crudo, vigilados de cerca por miembros de la Guardia Civil y la Policía Nacional.
Los convocantes se esforzaban, megáfono en mano, en devolver a los 1.000 manifestantes hasta la lectura del manifiesto, pero unos pocos decidieron seguir con su rechazo frente a los símbolos del petróleo. Allí se vivieron algunos momentos de tensión que culminó con una barricada de cubos de basura en medio de la calle y con un altercado en el que a una reportera gráfica le llegaron a romper su equipo fotográfico, bajo la acusación de ser "infiltrada" de la policía.
"El apoyo de la sociedad nos ha dado más ganas de seguir luchando", avisan desde la organización. No en vano, los convocantes tuvieron que leer varias veces el manifiesto en contra de los sondeos en la Plaza de España porque la serpiente humana que protagonizaba la manifestación no terminaba de llegar. Jóvenes, mayores, adultos, niños y hasta varias mascotas se dieron cita en la protesta porque "todo lo que afecte al medio ambiente, afecta a la sociedad", según resumió Eva Bugelli, una ciudadana italiana que pasa unos meses en Tenerife y que se sumó a la marcha.
La cabecera llegaba a la meta sobre las siete y media de la tarde, mientras seguía saliendo gente de la confluencia de la Avenida Francisco La Roche con la Rambla. Pero delante un grupo de unos mil manifestantes aprovechó la presencia de dos plataformas petrolíferas atracadas en el Puerto de Santa Cruz para mostrar su rechazo a las prospecciones. Hasta allí se dirigieron en medio de silbidos y de gritos de "fuera, fuera" e incluso un reducido grupo saltó hasta las instalaciones portuarias para colocar un pancarta contra el crudo, vigilados de cerca por miembros de la Guardia Civil y la Policía Nacional.
Los convocantes se esforzaban, megáfono en mano, en devolver a los 1.000 manifestantes hasta la lectura del manifiesto, pero unos pocos decidieron seguir con su rechazo frente a los símbolos del petróleo. Allí se vivieron algunos momentos de tensión que culminó con una barricada de cubos de basura en medio de la calle y con un altercado en el que a una reportera gráfica le llegaron a romper su equipo fotográfico, bajo la acusación de ser "infiltrada" de la policía.