6 DE JUNIO
-San Norberto, arzobispo de Magdeburgo (Alemania), 1134.
-San Marcelino Champagnat († 1840)
-San Felipe, diácono, Cesarea de Palestina, hacia 58. Uno de los siete primeros diáconos. Convirtió al eunuco de la reina de Etiopía.
-Santos Artemio, su esposa Cándida y su hija Paulina, mártires, Roma, 304.
-Veinte mártires en Tarso de Cilicia, 290.
-Santos Amancio, Alejandro y compañeros mártires, Noyon (Francia).
-San Alejandro, obispo y mártir, Fiésole (Italia), 830.
-San Eustorgio, obispo de Milán, 518.
-San Juan, obispo de Verona (Italia), s. IX.
-San Claudio, obispo de Besançon (Francia), 639.
-Beata María Felicia de los Ursinos, de la noble familia de los Médicis, sobrina del papa Sixto V. Casó con Enrique, duque de Montmorency, y a la muerte de su marido entró en la Visitación, poniéndose a las órdenes de Santa Juana de Chantal, cuya amiga había sido en el mundo, 1666.
-San Agobardo, ob. de Lyón, 779-840. Nació en España y fue uno de los escritores y prelados que, huyendo de la Península, infestada por los musulmanes, ilustraron el imperio carolingio. Elegido obispo de Lyón en 813, consagró toda su existencia a la defensa de la Iglesia. Luchó contra el adopcionismo de su compatriota Félix de Urgel, reprimió las audacias de los judíos, fue consejero de los emperadores y oráculo de los Concilios y no cesó de trabajar con la palabra y con la pluma contra los enemigos de la fe y de la disciplina eclesiástica. Son numerosos sus escritos: tres teológicos, para refutar a los adopcionistas, para defender el culto de las imágenes contra Claudio de Turín, otro español, y para responder a los detractores de sus obras; cinco, para desterrar abusos y supersticiones; cuatro contra los judíos; tres de política dirigidos a los reyes y a los pontífices y seis de disciplina eclesiástica y de liturgia. Estos últimos, que fueron los más leídos en la Edad Media, se intitulan: De los oficios eclesiásticos, De la corrección del Antifonario y De la divina salmodia.
-San Norberto, arzobispo de Magdeburgo (Alemania), 1134.
-San Marcelino Champagnat († 1840)
-San Felipe, diácono, Cesarea de Palestina, hacia 58. Uno de los siete primeros diáconos. Convirtió al eunuco de la reina de Etiopía.
-Santos Artemio, su esposa Cándida y su hija Paulina, mártires, Roma, 304.
-Veinte mártires en Tarso de Cilicia, 290.
-Santos Amancio, Alejandro y compañeros mártires, Noyon (Francia).
-San Alejandro, obispo y mártir, Fiésole (Italia), 830.
-San Eustorgio, obispo de Milán, 518.
-San Juan, obispo de Verona (Italia), s. IX.
-San Claudio, obispo de Besançon (Francia), 639.
-Beata María Felicia de los Ursinos, de la noble familia de los Médicis, sobrina del papa Sixto V. Casó con Enrique, duque de Montmorency, y a la muerte de su marido entró en la Visitación, poniéndose a las órdenes de Santa Juana de Chantal, cuya amiga había sido en el mundo, 1666.
-San Agobardo, ob. de Lyón, 779-840. Nació en España y fue uno de los escritores y prelados que, huyendo de la Península, infestada por los musulmanes, ilustraron el imperio carolingio. Elegido obispo de Lyón en 813, consagró toda su existencia a la defensa de la Iglesia. Luchó contra el adopcionismo de su compatriota Félix de Urgel, reprimió las audacias de los judíos, fue consejero de los emperadores y oráculo de los Concilios y no cesó de trabajar con la palabra y con la pluma contra los enemigos de la fe y de la disciplina eclesiástica. Son numerosos sus escritos: tres teológicos, para refutar a los adopcionistas, para defender el culto de las imágenes contra Claudio de Turín, otro español, y para responder a los detractores de sus obras; cinco, para desterrar abusos y supersticiones; cuatro contra los judíos; tres de política dirigidos a los reyes y a los pontífices y seis de disciplina eclesiástica y de liturgia. Estos últimos, que fueron los más leídos en la Edad Media, se intitulan: De los oficios eclesiásticos, De la corrección del Antifonario y De la divina salmodia.
Oiga usted caballero haga el favor de poner bien el Santoral, hoy día 10 de Junio y este corresponde al 6 de Junio y yo mirando y mirando y no encontraba a S. Mauricio, el Santo de mi padre y por fin me di cuenta que había un fallo.