MEMBRIO: 3ºHola FÍNFANO, PISAERA, PC, CHENGUE, ARR ….. me agrada...

2º contestacion a baleares: BALEARES. La leche joia. Un tratado de escatología en toda regla. ¡Me cago en la leche! Pos no mestan entrando ganas de ir al guerto los señores. ¡La madre que te trujo, joio pol culo! Un apretón... de manos. PC

PARA BALEARES, POR SU EMPEÑO.
¡Y vuelta la burra al trigo!: ¿no tenías bastante con el pasaje de las escuelas de los cagones? En este caso, se ve que te emocionas cuando escribes: ¿no estarías en la taza? Lo tuyo es una obsesión; pero bueno, “quod scripsi, scripsi” (lo escrito, escrito está) y, a mí, me haces entrar al trapo en temas que pertenecen a la gloria personal.
Cada mochuelo a su nido y, en este sentido, los cagaeros, los muladares, los pozos, los paseos, etc, tenían los destinatarios de su barrio; nosotros, los del oeste, la Nora y la calleja del cementerio. En ellos cada uno tenía su apostadero. La Nora, era como la Gran Via y sus depósitos, por su tamaño, forma, y variedad, delataban a sus autores; al ser una zona muy transitada por el agua, no había suelo y, por tanto, ni se criaban las malvas, ni las ortigas; era zona asombrada, pocas moscas; en fín, un sitio aseado, como debe ser (no como otros….). Yo revindico para la Nora, las TRES ESTRELLAS MICHELÍN.
Has empleado un juego tan imaginativo que me he creído por momentos que estabas hablando de una dulcería. Además, has inmortalizado un lugar defenestrado hasta por el propio Jabato; está claro que no te conocía. Un abrazo. CHENGUE
Nuestros hijos piensan que muchas cosas de las que nos tocó vivir son batallitas del abuelo. Nada más lejos de la realidad, lo que ocurre es que en estos tiempos que nos ha tocado vivir, los cambios se producen a gran velocidad. Tenemos muchas cosas para contarles que les sorprenderían. A pesar de habernos criado con menos medios y parecer más ignorantes, los niñ@s de hoy día veo que tienen menos "picardía" que nosotros. Un abrazo. arr
seguira.........

3ºHola FÍNFANO, PISAERA, PC, CHENGUE, ARR ….. me agrada saber que os ha gustado el relato que encierra la pared del Huerto de los Señores y que os ha despertado los recuerdos fisiológicos vividos en el antaño. Si ello os libera del estreñimiento, no está mal empleado.
CHEGUE. Bien es cierto que cada uno marcaba su zona de dominio dentro de su radio de acción, que podía alargarse más o menos en función de la intensidad del apretón. A veces no te daba tiempo y lo hacías allí mismo, otras veces te alejabas un poquito más para “hacer ganas”. Me imagino al pueblo de entonces, con más habitantes que ahora, visto desde arriba como una auténtica eclosión (nunca mejor dicho lo de “poner un huevo”); una eclosión radiante de puntitos móviles que se dispersaban del núcleo, y sobre lo que está basada la teoría del Big Bang del universo, que encierra la transformación y la expansión de la materia. La hora del día, la climatología del momento, la timidez de la persona, todos ellos eran factores que influían a la hora de tomar la sublime decisión de la bajada de los pantalones, de la que por otra parte pienso, que es el único acto honroso por el que se debe tomar una decisión de ese tipo ¡sólo hay que bajarse los pantalones pa cagá!
El Huerto de los Señores, y El Cerro en general, pienso que son los más representativos, sin que ello suponga desmerecer al resto de los puntos que estratégicamente estaban diseminados por nuestro querido pueblo. Pienso que el continuo y variado trasiego de sus visitantes así lo corroboraban. No hay que olvidarse que era la válvula de escape de todos aquellos que apuraban las horas de la mañana, tarde y noche, en los bares de la Plaza bebiendo vino o cerveza. Es por todos sabido que la meada suele venir acompañada de un “pedete de reconocimiento” y el saltar la pared del huerto sólo era cuestión de tiempo, si no caía en la primera, caía en alguna de las siguientes. ¡Ay, si nos contase la, que es ahora, calle Soga de la Campana! (travesía que va desde el andén de la Plaza hasta El Cerro). En la esquina está el Bar de Fortuna, que dependiendo de quien lo regentara fue conocido por diferentes nombres (“Bar del Portugués”, después “Bar de Prim”, creo que anteriormente “Bar del tío Isaac”). Ese era uno de los puntos claves desde donde más de uno salía escopetao por la puerta de atrás, que siempre estaba abierta para esos menesteres.

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Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:

AMIGO CHENGUE, la Nora no está mal, así como las zonas sombrías de los regatos por la autolimpieza natural en los días de lluvia, pero imitando el estribillo de “La Hoguera” de Javier Khae,
Pero dejadme, ay, que yo prefiera
El Cerro, El Cerro, El Cerro.
El Cerro tiene, qué sé yo,
que sólo lo tiene El Cerro. SALUDOS El baleares.

BALEARES. SUBLIME! Las niñas no pasabamos por el Cerro porque casi siempre el huerto de lso señores estaba ocupado por "culitos" que se veian a través del portillo. ... (ver texto completo)