Una maleta de tabla,
un bocadillo, un recuerdo,
billete solo de ida
y el aroma de tu pueblo.
En un vagón de tercera
rodeado de tus sueños,
un ajetreo de madera
tan duro como tus huesos.
Habías dejado tus días
en los surcos del barbecho,
entre los duros terrones
que arrancaste de tu pecho.
Tan solo te habían pagado
con miserias y desprecio,
ni tan siquiera pagaban
lo justo para el sustento.
En la maleta otra muda
llena también de remiendos,
igual que tu corazón
acelerado y sufriendo.
En tus manos te llevabas
las grietas del desaliento,
y en tu pañuelo el sudor
que nunca tuvo respeto.
Ibas buscando otra vida
a la que tenias derecho,
donde poder ser feliz
con tu trabajo y esfuerzo.
Y tu meta era volver
bajo este cielo extremeño.
¡Vuelve y respira este aire
que es tan tuyo como nuestro!
Antonio Torres Millán
un bocadillo, un recuerdo,
billete solo de ida
y el aroma de tu pueblo.
En un vagón de tercera
rodeado de tus sueños,
un ajetreo de madera
tan duro como tus huesos.
Habías dejado tus días
en los surcos del barbecho,
entre los duros terrones
que arrancaste de tu pecho.
Tan solo te habían pagado
con miserias y desprecio,
ni tan siquiera pagaban
lo justo para el sustento.
En la maleta otra muda
llena también de remiendos,
igual que tu corazón
acelerado y sufriendo.
En tus manos te llevabas
las grietas del desaliento,
y en tu pañuelo el sudor
que nunca tuvo respeto.
Ibas buscando otra vida
a la que tenias derecho,
donde poder ser feliz
con tu trabajo y esfuerzo.
Y tu meta era volver
bajo este cielo extremeño.
¡Vuelve y respira este aire
que es tan tuyo como nuestro!
Antonio Torres Millán