Reflexión sobre la envidia….
Cuenta una fábula que en cierta ocasión, una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga; ésta huía muy rápida y llena de miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir en su intento de alcanzarla.
La luciérnaga pudo huir durante el primer día, pero la serpiente no desistía, dos días y nada, al tercer día ya sin fuerzas, la luciérnaga detuvo su agitado vuelo y le dijo a la serpiente:
¿Puedo hacerte tres preguntas?. No acostumbro conceder deseos a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar, respondió la serpiente. Entonces dime: ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? ¡No!, contestó la serpiente. ¿Yo te hice algún mal? ¡No!. Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo? ¡Porque no soporto verte brillar!, fue la última respuesta de la serpiente.
Muchos de nosotros nos hemos visto envueltos en situaciones donde nos preguntamos:
¿Por qué me pasa esto si yo no he hecho nada malo?. Sencillo… porque hay alguna gente que no soporta verte brillar. La persona envidiosa no suele reconocer su envidia. Se resiste a hacerlo y no hay nada que más le hiera y descalifique que intentar hacerle ver que la tiene. Hay que tener en cuenta que detrás de la envidia se halla: Un sentimiento de inferioridad e inseguridad. Una incapacidad de reconocer las limitaciones personales, asociándolas a signos de debilidad.
Una negación total de que la infelicidad no se debe a lo que no se tiene, sino a la falta de
aprecio de lo que sí se posee. Una falta de compromiso y responsabilidad con la propia vida. Pendiente de la vida de otros, no se asume la propia……
Cuenta una fábula que en cierta ocasión, una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga; ésta huía muy rápida y llena de miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir en su intento de alcanzarla.
La luciérnaga pudo huir durante el primer día, pero la serpiente no desistía, dos días y nada, al tercer día ya sin fuerzas, la luciérnaga detuvo su agitado vuelo y le dijo a la serpiente:
¿Puedo hacerte tres preguntas?. No acostumbro conceder deseos a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar, respondió la serpiente. Entonces dime: ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? ¡No!, contestó la serpiente. ¿Yo te hice algún mal? ¡No!. Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo? ¡Porque no soporto verte brillar!, fue la última respuesta de la serpiente.
Muchos de nosotros nos hemos visto envueltos en situaciones donde nos preguntamos:
¿Por qué me pasa esto si yo no he hecho nada malo?. Sencillo… porque hay alguna gente que no soporta verte brillar. La persona envidiosa no suele reconocer su envidia. Se resiste a hacerlo y no hay nada que más le hiera y descalifique que intentar hacerle ver que la tiene. Hay que tener en cuenta que detrás de la envidia se halla: Un sentimiento de inferioridad e inseguridad. Una incapacidad de reconocer las limitaciones personales, asociándolas a signos de debilidad.
Una negación total de que la infelicidad no se debe a lo que no se tiene, sino a la falta de
aprecio de lo que sí se posee. Una falta de compromiso y responsabilidad con la propia vida. Pendiente de la vida de otros, no se asume la propia……