Pueblo rústico en el corazón de la reserva del Saja, de gran pintoresquismo. Se sitúa en un valle flanqueado por pequeñas colinas, con caserío concentrado, en forma rectangular, con dos calles principales y plazas. Todas las casas son las típicas de la zona, la mayoría de ellas construidas en época fernandina, con fachadas orientadas al mediodía o al Oriente, flanqueadas por cortavientos y de dos pisos, el inferior con portalada y el superior con las balconadas típicas. Son de mampostería, aunque los esquinales y vanos son de sillería y el interior de madera. La iglesia, con la advocación a Santa María, es del siglo XVII y tiene un interesante retablo barroco del siglo XVIII.