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MEMBRIO: El barómetro mensual del CIS de noviembre ha salido...

El barómetro mensual del CIS de noviembre ha salido hoy con un dato tan llamativo como, en realidad, poco sorprendente: el porcentaje de españoles que consideran la corrupción como uno de los principales problemas del país ha superado el 50% por primera vez desde que se recogen datos, esto es, más de dos décadas. La subida del último dato es más que espectacular, y aunque aún está por ver si es un pico aislado o constituye una tendencia, el hecho de que se acerque al nivel del paro (rey absoluto en el particular altar de los problemas patrios) resulta muy significativo. Mientras, la economía en su conjunto pasa a un relativamente discreto segundo plano.

Como lo es también que el paro no acabe de perder su puesto dominante. Nos estamos situando en un escenario en el que los dos problemas principales para la ciudadanía son también los dos aspectos que más daño hacen a los partidos tradicionales y que más combustible proporcionan a Podemos: la falta de oportunidades de futuro y la corrupción percibida como generalizada y preocupante. A estas alturas resulta un tanto fútil discutir si esta percepción proviene de una evaluación independiente por parte de los votantes o si la propia campaña mediática constante de Podemos la ha venido formando. Probablemente ambas hipótesis son ciertas, y Podemos ha aprovechado oportunidades que el contexto, día a día y semana a semana, ha ofrecido (véase mi artículo en las páginas 12-14 de Beerderberg, pdf) agrandándolo en la incapacidad táctica de PP y PSOE. Supongo que de ahí el hecho de que los políticos y los partidos sean percibidos como un problema de manera cada vez menos intensa: esta preocupación provenía de la aparente falta de opciones y respuestas. Ahora parece que ésta queda al menos parcialmente cubierta por Podemos. Al menos el votante sí parece apreciar que las demandas están sobre la mesa a pesar de una falta de concreción que ya comienza a resultar crónica y, a ratos, sospechosa.

Paro y corrupción. Estos son los límites de juego en el corto y en el medio plazo para todos. No es el campo que muchos habrían escogido, pero es en el que se ven obligados a jugar por el momento. No parece que ni por un lado ni por el otro los que ya estaban aquí antes de 2008 acaben de encontrar la estrategia apropiada