MEMBRIO: CUENTO DEL BURRO Y EL COCHINO...

CUENTO DEL BURRO Y EL COCHINO
Un labrador proximo a Sieraa de san Pedro tenía un burro y un cochino. Cada mañana, los sacaba de la cuadra y se iba a trabajar con el burro hasta que caía la noche mientras que el cochino se echaba a la sombra de encinas y alcornoques para de vez en cuando ir a revolcarse en el barro junto a la charca que había en la finca. Al anochecer, el labrador recogía al burro y al cochino. Echaba un brazado de paja y una latilla de panizos al burro mientras que para el cochino preparaba un buen brebajo con pan migado en suero, patatas cocidas y centeno cocido.
Un día el cochino preguntó al burro:
- ¿Cómo puede ser que estés todo el día trabajando y que por la noche no te den más cena que un brazado de paja y unos panizos?
- Bah, velaí - respondió el burro.
- A mí - prosiguió el cochino - me dan de comer todo lo que quiero y lo único que hago es estar echado a la sombra y revolcándome en el barro.
El burro miró al cochino y dijo:
- Bueno, Dios te libre de quedarte una noche sin cena.
- Eso no lo verán tus ojos - dijo el cochino-.
Sin embargo, una noche pasó lo que dijo el burro. El labrador echó al burro su ración de paja y panizos pero no echó el brebajo en el dornajo del cochino que pasó toda la noche gruñendo y protestando. Al amanecer, entraron en la cuadra muchos hombres y cogieron al cochino. Lo sacaron a la calle, lo mataron, lo socarraron y en pocas horas estuvo convertido en morcillas, chorizos y chofes. Por la noche, el labrador, como siempre hacía, echó en el pesebre la cena al burro. Cuando se quedó sólo, el burro dijo:
- Prefiero mil veces mi brazaito de paja y mi latita de panizos todas las noches que comer a jincha pellejo pa que luego acabe como el cochino.

UN SALUDO A TODOS