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Dehesas de Obando y Llanos de Belen, 1ª parte

A finales del mes de enero, nuestra excursión transcurrió por completo en tierras extremeñas, aunque ya de camino atravesando los campos de la provincia de Toledo pudimos anotar nuestras primeras cigüeñas blancas del viaje, así como numerosos ratoneros comunes y milanos reales.
Tras una breve parada para desayunos y avituallamiento, nos dirigimos sin más dilación hacia la localidad de Campo Lugar, donde nos esperaba nuestro guía local. A las afueras del pueblo se divisó desde el bus la silueta del siempre esquivo elanio común. Y nada más poner el pie en tierra tuvimos las primeras sensaciones primaverales del año, una golondrina por allí, un par de aviones comunes por allá... y el canto repetitivo de trigueros con una gran algarabía de estorninos negros de fondo.
Poco tuvimos que avanzar antes de realizar nuestra primera parada pajarera, nuestro guia tenía controlado un nutrido grupo de alcaravanes a las afueras del pueblo que llevaban por la zona al menos dos meses, seguramente buscando refugio y huyendo de los numerosos cazadores de los alrededores. Quizás el número rondase el medio centenar esa mañana. Aquí también detectamos las primeras abubillas, colirrojos tizones y gorriones morunos del fin de semana.
Dado que la cosa había estado animada en días anteriores por los arrozales de Puebla de Alcollarín y Palazuelo decidimos continuar con una incursión a estos campos, estábamos muy entretenidos observando un bandito de unos 25 correlimos menudos, varios chorlitejos patinegros, unas cuantas agachadizas comunes y los aquí abundantes bengalíes rojos. En este punto, antes de continuar ruta, añadimos especies como el ruiseñor bastardo, la lavandera cascadeña y un precioso macho de pechiazul. También mucho gorrión moruno y algún que otro molinero mezclado.
Tocaba ya la hora de la comida, justo cuando la temperatura era más agradable y había dejado de soplar el ligero viento que habíamos "padecido" momentos antes. A las afueras de Palazuelo y aprovechando unas mesas perfectamente situadas frente al arrozal, dimos buena cuenta de nuestros picnics. Al fondo, el trompeteo incansable de las grullas amenizaban la pitanza. Alguien consiguió ver pájaro moscón en el rato que duró la comida, y poco después partíamos rumbo hacia Madrigalejo para adentrarnos más tarde en las dehesas de Obando, en concreto en la dehesa de Gorbea.

Es increible, la variedad de aves que podemos ver y conocer en Extremadura para disfrute de muchos ornitologos.
QUE NUESTROS PAISAJES Y VIDA ALADA OS ATALANTE
Saludos Falco
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Dehesas de Obando y Llanos de Belen, 2ªparte.
Antes de llegar a Madrigalejo y Vegas Altas nos topamos con una tabla de arroz que había sido fangueada recientemente, de hecho, el agricultor se afanaba por mezclar lodo, agua y paja preparando el terreno para comenzar el proceso de una nueva cosecha. Entre los cientos de aves que aquí se congregaban destacaban en número las garcillas bueyeras y gaviotas reidoras, pero también localizamos dos espátulas, una de ellas anillada, una garceta grande, andarríos ... (ver texto completo)