Tarde era y la liebre corría para llegar a casa,
estuvo jugando en el bosque toda la mañana,
si no llega temprano, su mamá la regaña,
así que va que vuela, cruzando la montaña.
Pero se ha equivocado de camino, por desgracia
tiene de frente un enorme lago y ya no avanza,
no sabe que hacer, ni siquiera tiene lancha,
y busca alguna rama que le sirva como tabla.
Pero el viento que anuncia una fuerte lluvia,
se ha llevado cualquier rama que pudiera usar,
llora y se lamenta porque fácil ella se asusta,
y se queda quietecita en ese frío lugar.
El silbido del viento la atemoriza aun más,
y comienza a saltar esperando un largo paso lograr,
es inútil, este lago no lo podrá cruzar,
es demasiado chica, para un enorme paso dar.
Un lobo que pasaba cerca, observa la situación,
enseguida saca provecho y se apresta a ayudar,
fingiendo ser un lobo de muy buen corazón,
- ¿Qué te pasa liebrecita?, ¿A dónde quieres llegar?
-Al otro lado señor lobo, debo llegar a cenar,
yo conozco un buen camino por donde poder pasar,
pero yo ando en cuatro patas, en dos no sé andar,
te llevaré en mi hocico, sólo para ayudarte a cruzar.
Y la liebre más astuta, supuso una mala jugada,
corrió del lado contrario, tan deprisa que volaba,
sin darse cuenta en un momento, del otro lado ya estaba,
llegando justo a tiempo, a su cena que esperaba.
-Madre mía, ¡qué rica cena!, te quedó muy deliciosa,
y pensaba en ese lobo, que rondaba bien sus pasos,
deberé cuidarme mucho y ser muy, muy cautelosa,
pude convertirme en cena, si no hubiera cruzado aquél lago.
estuvo jugando en el bosque toda la mañana,
si no llega temprano, su mamá la regaña,
así que va que vuela, cruzando la montaña.
Pero se ha equivocado de camino, por desgracia
tiene de frente un enorme lago y ya no avanza,
no sabe que hacer, ni siquiera tiene lancha,
y busca alguna rama que le sirva como tabla.
Pero el viento que anuncia una fuerte lluvia,
se ha llevado cualquier rama que pudiera usar,
llora y se lamenta porque fácil ella se asusta,
y se queda quietecita en ese frío lugar.
El silbido del viento la atemoriza aun más,
y comienza a saltar esperando un largo paso lograr,
es inútil, este lago no lo podrá cruzar,
es demasiado chica, para un enorme paso dar.
Un lobo que pasaba cerca, observa la situación,
enseguida saca provecho y se apresta a ayudar,
fingiendo ser un lobo de muy buen corazón,
- ¿Qué te pasa liebrecita?, ¿A dónde quieres llegar?
-Al otro lado señor lobo, debo llegar a cenar,
yo conozco un buen camino por donde poder pasar,
pero yo ando en cuatro patas, en dos no sé andar,
te llevaré en mi hocico, sólo para ayudarte a cruzar.
Y la liebre más astuta, supuso una mala jugada,
corrió del lado contrario, tan deprisa que volaba,
sin darse cuenta en un momento, del otro lado ya estaba,
llegando justo a tiempo, a su cena que esperaba.
-Madre mía, ¡qué rica cena!, te quedó muy deliciosa,
y pensaba en ese lobo, que rondaba bien sus pasos,
deberé cuidarme mucho y ser muy, muy cautelosa,
pude convertirme en cena, si no hubiera cruzado aquél lago.