MEMBRIO: buenos dias falco, aunque no te comentemos '' seguimos...

No hace mucho os mencione a mi amigo Fede, pintor de paisajes rurales, sus habitantes, rincones, de naturaleza. Me llevo a su estudio, una habitacion donde almacena cuadros pendientes de una exposicion, fotogarfias del mundo rural, laminas de todos los tamaños. Me llamo la antencion un cuadro de una casa de campo ya abondonada y me conto que le recordaba a aquella casa de campo donde vivio su abuela y que solia visitar en verano, donde olía a humo y cabía de un vistazo: una mecedora frente a la chimenea, una mesa con dos taburetes bajo la ventana y al frente, una pila de mármol y una despensa que atesoraba sus reservas de pasta de tomate, medio queso de cabra y otros muchos frascos, sin etiqueta, de conservas caseras. Saliendo al patio estaba el huerto, aun cubierto con gallinas, su reserva de humus y leña, mucha leña, una cantidad de leña casi absurda para esa casa tan pequeña. Aún así, cuando iba de visita en invierno, casi siempre la encontraba recogiendo más leña. En verano también, siempre con un hatillo a la espalda, acopiando leña.
¿Tanto frío hace? ¿Tanta leña gastas? ¿Quieres que te traiga más? eran las preguntas ocurrentes para el momento.
Hijo, hay que prepararse. Un año puede llover mucho y estaría mojada, otro puedo estar enferma y –seguro- llegará un día que mis piernas no querrán subir más a la sierra. Si tengo suficiente leña guardada, siempre podré invitarte a entrar en una casa calentita… ¿no sería una pena que llegaras un día de visita y te encontraras a esta vieja helada dentro de la cama? era las respuetas de la abuela, Fede lo recuerda como si fuese ayer cuando fue a visitarla. Solia pasar largas jornadas con ella acompañaba a la abuela a dar un paseo, guiados por sus ojitos arrugados que parecen olfatear la vida. En un cesto iba guardando las lombrices que divisaba entre la hierba húmeda, mientras le iba contando como convertían basura en abono. Para la abuela no había animal más extraordinario, más imponente ni más hermoso que aquellos bichos escurridizos, que ni caminar parece que sepan. Para andar hacia adelante, primero se recogen hacia atrás. -Te ayudan a devolverle a la tierra lo que le sacas con las cosechas, es de justicia, -decía echando otra lombriz al cesto.
Al pasar por el huerto Fede le comento lo limpio y cuidado que estaba. La abuela le quitó importancia a los cumplidos. Es mi obligación cuidarlo, dijo. Esta tierrita ha dado de comer a cuatro generaciones de esta familia, ahora me llena a mí la despensa y quién sabe, si es verdad que la gente vuelve a este mundo, quiero que mis abuelos lo vean como ellos lo dejaron. Me enseñaron a ser una buena hortelana y no voy a defraudarlos, los ojos de Fede se volvieron cristalinos, las primeras lagrimas aparecerion en recuerdo a su abuela y esa casa decampo arruinada.
De vuelta a casa por ese camino polvoriento, a Fede pensaba, qué le he devuelto yo a la tierra, qué reservas tengo para el frio, para el hambre, … un sentimiento enorme de responsabilidad le recorrió la espalda. Suerte que aun tengo tiempo de aprender de la abuela.
Dedicado a mi amigo Fede, gran pintor y entusiasma de la vida rural.
Buen Domingo Y QUE LA VIDA OS ATALANTE

buenos dias falco, aunque no te comentemos '' seguimos tus escritos con interes''. buen domingo y que la LA VIDA OS ATALANTE. un abrazo. L&L