Luz ahora: 0,13910 €/kWh

MEMBRIO: Dehesas de Obando y Llanos de Belen, 3ªparte...

Dehesas de Obando y Llanos de Belen, 1ª parte

A finales del mes de enero, nuestra excursión transcurrió por completo en tierras extremeñas, aunque ya de camino atravesando los campos de la provincia de Toledo pudimos anotar nuestras primeras cigüeñas blancas del viaje, así como numerosos ratoneros comunes y milanos reales.
Tras una breve parada para desayunos y avituallamiento, nos dirigimos sin más dilación hacia la localidad de Campo Lugar, donde nos esperaba nuestro guía local. A las afueras del pueblo se divisó desde el bus la silueta del siempre esquivo elanio común. Y nada más poner el pie en tierra tuvimos las primeras sensaciones primaverales del año, una golondrina por allí, un par de aviones comunes por allá... y el canto repetitivo de trigueros con una gran algarabía de estorninos negros de fondo.
Poco tuvimos que avanzar antes de realizar nuestra primera parada pajarera, nuestro guia tenía controlado un nutrido grupo de alcaravanes a las afueras del pueblo que llevaban por la zona al menos dos meses, seguramente buscando refugio y huyendo de los numerosos cazadores de los alrededores. Quizás el número rondase el medio centenar esa mañana. Aquí también detectamos las primeras abubillas, colirrojos tizones y gorriones morunos del fin de semana.
Dado que la cosa había estado animada en días anteriores por los arrozales de Puebla de Alcollarín y Palazuelo decidimos continuar con una incursión a estos campos, estábamos muy entretenidos observando un bandito de unos 25 correlimos menudos, varios chorlitejos patinegros, unas cuantas agachadizas comunes y los aquí abundantes bengalíes rojos. En este punto, antes de continuar ruta, añadimos especies como el ruiseñor bastardo, la lavandera cascadeña y un precioso macho de pechiazul. También mucho gorrión moruno y algún que otro molinero mezclado.
Tocaba ya la hora de la comida, justo cuando la temperatura era más agradable y había dejado de soplar el ligero viento que habíamos "padecido" momentos antes. A las afueras de Palazuelo y aprovechando unas mesas perfectamente situadas frente al arrozal, dimos buena cuenta de nuestros picnics. Al fondo, el trompeteo incansable de las grullas amenizaban la pitanza. Alguien consiguió ver pájaro moscón en el rato que duró la comida, y poco después partíamos rumbo hacia Madrigalejo para adentrarnos más tarde en las dehesas de Obando, en concreto en la dehesa de Gorbea.

Es increible, la variedad de aves que podemos ver y conocer en Extremadura para disfrute de muchos ornitologos.
QUE NUESTROS PAISAJES Y VIDA ALADA OS ATALANTE
Saludos Falco

Dehesas de Obando y Llanos de Belen, 2ªparte.
Antes de llegar a Madrigalejo y Vegas Altas nos topamos con una tabla de arroz que había sido fangueada recientemente, de hecho, el agricultor se afanaba por mezclar lodo, agua y paja preparando el terreno para comenzar el proceso de una nueva cosecha. Entre los cientos de aves que aquí se congregaban destacaban en número las garcillas bueyeras y gaviotas reidoras, pero también localizamos dos espátulas, una de ellas anillada, una garceta grande, andarríos bastardo y un par de cigüeñuelas. Por supuesto, algunos grupos familiares de grullas no andaban lejos en la rastrojera.
Tras cruzar los arrozales de Vegas Altas, cuajados de cientos de grullas, llegábamos a las dehesas de Gorbea. Aquí dimos un más que agradable paseo entre sus encinas centenarias, y entre las que se asomaba algún que otro alcornoque. De nuevo más grullas, proporcionándonos la típica estampa de su asociación con las dehesas extremeñas. Trigueros, colirrojos tizones, tarabillas comunes, zorzales común y charlo, petirrojos y algún alcaudón real completaban el panorama. Increíble lo rápido que pasa el tiempo cuando uno está disfrutando, así que teníamos que seguir ruta a la espera de poner el broche de oro a un fantástico día de campo.
Ese final espectacular lo tendríamos en Moheda Alta, donde se estaban congregando miles y miles de grullas. Por cualquier lado que mirases aparecían más y más con sus siluetas recortadas entre el anaranjado cielo del atardecer. Para redondear el día nuestro guia localizó dos cigüeñas negras, que poco después levantaron el vuelo confundiéndose con la muchedumbre del grullerío. Y con la escasa luz del ocaso y el sonido retumbante de las grullas nos encaminamos hacia nuestro bus donde nos despedimos de nuestro guia y un fotografo, quien también se unió a nuestra expedición por unas horas.
Llegábamos a nuestro hotel en Trujillo con poco tiempo de margen antes de la cena, pero la sensación de haber aprovechado el tiempo al máximo. Después de una más que generosa cena de "cuatro platos", unos cuantos decidimos estirar las piernas y visitar la plaza de Trujillo, unas de las más bellas de nuestro país.

Extremadura es sin duda una de las regiones españolas y europeas don de habitan la mayor variedad de aves.

Dehesas de Obando y Llanos de Belen, 3ªparte

-Diario de un guia ortinologo-

A la mañana siguiente nos esperaba un desayuno en línea con la cena a base de bollos caseros, fruta, de temporada, quesos de Extremadura. Tras una "rápida" incursión en los comercios locales para comprar la bebida y comida de ese día, pusimos rumbo por fin, a los llanos de Belén, cerca de Trujillo.

Poco animados en invierno comparado con el momento de mayor actividad de la primavera, sí nos permitió, sin embargo, observar algunos ejemplares de chorlito dorado entre las numerosas avefrías, dos nuevos alcaravanes, dos machos de aguilucho pálido, bisbitas comunes, cientos de trigueros, y cuando comenzó a calentar el sol una buena representación de las rapaces locales con buitre leonado, buitre negro, milano real, ratonero común y cernícalo vulgar. Nos costó localizar a nuestras primeras avutardas, justo ya casi cuando dábamos la vuelta para dirigirnos a Torrecillas de la Tiesa para comer. Primero un grupo de 11 y posteriormente sendos individuos aislados, todos muy lejos, pero con la ayuda de los telescopios y la buena luz del momento pudimos certificar que en Belén hay avutardas.

Nuestra visita a Belén también nos sirvió para hacer una buena comparativa entre las dos cogujadas, (las conocidas cogutas en Membrio) ambas especies comunes en estos llanos, aunque quizás con mayor presencia de cogujada montesina. Otra especie emparentada con las cogujadas se hacía notar con su inconfundible canto, la calandria. Por momentos parecía la especie más común de estos campos... si no contabilizamos las siempre presentes avefrías. De camino a Torrecillas se nos cruzaron dos preciosas abubillas que nos permitieron tomar algunas fotos desde el bus, y poco después, nos vimos "obligados" a realizar una nueva parada tras localizar algunos buitres leonados en el suelo y otros muchos en el aire, entre los que pudimos ver al menos dos buitres negros.
Tras la comida y decidimos añadir a nuestro itinerario una parada improvisada al cercano embalse de Arrocampo, donde coincidimos con otro compañero que se encontraba guiando a uno de nuestros grupos de ingleses por tierras extremeñas. Aquí pudimos disfrutar de varios calamones, y algunos participantes de la escasa garcilla cangrejera. el otro grupo tuvo la suerte de observar también un avetorillo en vuelo. La silueta del martín pescador pasó fugazmente en un par de ocasiones pero sin darnos oportunidad de verlo posado. Un par de garcetas grandes y varios aguiluchos laguneros, cerraron nuestro fin de semana en lo ornitológico. Aún nos quedaba regresar a la capital.
De camino realizamos el correspondiente recuento de las aves observadas durante el fin de semana, con el aliciente de ser la primera salida del año donde comenzábamos a añadir especies a una lista muy especial, la que al finalizar el año se transformará en ayuda para un proyecto de alguna ONG española.

Feliz comienzo de semana, y QUE LA VIDA OS ATALANTE

SALUDOS FALCO