MEMBRIO: Avanza febrero y en el aire se respira una cierta sensación...

Avanza febrero y en el aire se respira una cierta sensación de impaciencia, las noches son aún muy frías; el suelo sigue cubierto de nieve. Y a lo largo de un mes de febrero tan loco como este, las nubes aparecen y desaparecen, el viento frío arrecia. Pero el aire ya huele a bosque; basta que la atmosfera se temple, que un rayo de sol atraviese las copas de los arboles para que las aves forestales improvisen sus primeros cantos. Es como si no pudieran contenerse, con la primavera todavía lejos pero ya a la vista, un carbonero garrapinos lanza su rítmica estrofa. Casi a la vez, desde las marañas del suelo, junto a un arroyo, canta, apresurado como siempre, un chochín. Es la hora de los humildes reclama un petirrojo, lo mismo hacen los carboneros comunes, que rebuscan por el suelo, o entre la nieve, algo de comida para llevarse al pico. Las aves rapaces y demás gente importante del bosque permanecen en silencio.
Poca cosa más; un mirlo reclama, con un martilleo insistente. Todavía está lejos el momento de sus melódicas estrofas. Quien sí se anticipa es el zorzal charlo, siempre encaramado a lo más alto de los arboles, con una voz tan potente que incluso desde la distancia transmite una sensación de proximidad. Los silbidos de los charlos dibujan así los contornos del bosque.
Invierno o verano, frío o calor, en los pinares nunca faltan los graznidos de las cornejas.

Cantan los solistas, tímidamente. Pero el fondo sonoro, el coro de la comunidad del bosque, aún está callada.

Feliz dia a todos, no no lo olvideis: QUE LA VIDA OS ATALANTE