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MEMBRIO: LAS CRONICAS CUENTAN....

LAS CRONICAS CUENTAN.
Amaro Pargo es sinónimo de leyenda. Nació el 3 de mayo de 1678. Muy pronto se hizo cargo de los negocios de la familia y, además, como alférez corrió su primera gran aventura con tan solo 23 años. Cuentan las crónicas que el primer navío en el que se embarcó fue abordado por otro y él aconsejó al capitán que simulara una rendición para sorprender al enemigo y quedarse con su tesoro. La estrategia del joven marinero resultó perfecta y, en señal de agradecimiento, Amaro Pargo recibió como regalo el que sería su primer barco, el Ave María. A partir de ahí, obtiene la autorización real, la famosa patente de corso, con la que puede atacar a todo barco con bandera pirata que se cruzara en su camino. En esa rentable empresa surcó el Atlántico desde la Isla rumbo al Caribe multitud de veces.

Fue el hombre más rico que habitó jamás La Laguna. Hace 300 años levantó un centenar de propiedades diseminadas por la Isla, muchas de ellas para arrendarlas, lo que lo convirtió en el primer constructor a gran escala de Tenerife. Además de la riqueza que obtuvo en altamar, gran parte de su fortuna la amasó en los seis millones de metros cuadrados (una superficie equivalente a un millar de campos de fútbol) de viñedos en los que cultivaba uvas malvasías, con las que se elaboraba el vino que los ingleses adoraban y que Shakespeare definió como "un perfume para la sangre".