Juan sin tierra, creía tener una cabra. Por tanto, según su lógica medieval, de la cabra nacería un cabrito que, salvo mejor parecer, evolucionaría a cabrón…y conquistaría para él un imperio. Pero, hete aquí que esa fue la apreciación de Juan; la realidad es que apareció por allí un pastor y le dijo a Juan, que lo que él tenía en realidad era una oveja. Por lo tanto, el pastor- analfabeto, según la RAE de aquellos tiempos- le hizo ver que lo que nacería de la oveja sería un cordero que, a su vez, evolucionaría hacía carnero. Podemos apreciar que Juan, aun siendo su lógica irrebatible, partía de un presupuesto erróneo (Confundía, por su ignorancia, la oveja con la cabra) y por tanto su desarrollo argumental se venía abajo. Es posible que Juan siguiese los preceptos inveterados de los que inventaron las aporías; pero, él, tampoco lo sabía. ¿Dónde está la moraleja de esta metáfora? A lo mejor en la propia tontería de la historia. La realidad es que ni existió Juan ni la cabra ni la oveja ni el pastor. Tampoco existió D. Quijote, y mi amiga Isabel se sentó a su lado en Alcalá. Buenas mañanas y que Vd., lo pasen bien. No les digo el tiempo por aquí para no generar en Vds., un sentimiento de envidia. Saludos. PC