A la estupidez
Pobrecito mi patrón
dice que el pobre soy yo,
revisa todo lo que hago,
y hasta todo lo que pienso,
y me hace poner tan tenso
que lo mando en pensamiento,
y en mi silencio al carajo.
Se considera perfecto,
cree tener la razón
con obtusa obstinación,
deseo de corazón
se le quite lo indiscreto.
Y con lengua viperina
ante todos me difama,
y siembra tanta cizaña
que parece una enferma alma
torpe sembrador de inquina.
Tanto me tiene cansado
que olvidando lo cortés
le escribí esto que tú ves:
rimas a la estupidez
para un ser acomplejado…
Raúl Gonzaga.
Pobrecito mi patrón
dice que el pobre soy yo,
revisa todo lo que hago,
y hasta todo lo que pienso,
y me hace poner tan tenso
que lo mando en pensamiento,
y en mi silencio al carajo.
Se considera perfecto,
cree tener la razón
con obtusa obstinación,
deseo de corazón
se le quite lo indiscreto.
Y con lengua viperina
ante todos me difama,
y siembra tanta cizaña
que parece una enferma alma
torpe sembrador de inquina.
Tanto me tiene cansado
que olvidando lo cortés
le escribí esto que tú ves:
rimas a la estupidez
para un ser acomplejado…
Raúl Gonzaga.
“Pobrecito mi patrón”. No hay patrón ni jefe bueno y por eso hay tantos autónomos.